"Se está haciendo un movimiento desestabilizador alrededor de la alimentación"
El Instituto Nacional del Consumo se ha convertido en el centro de reclamaciones oficial, desde que este verano, con el envenenamiento masivo por aceite de colza tóxico, instaló en su sede un teléfono público en el cual cualquier persona de la calle podía llevar a cabo sus denuncias en materia de consumo. De todas estas denuncias, el Instituto pasa un parte diario a la Secretaría de Estado para el Consumo.
«Desde entonces», dice su director, Carlos Alonso de Velasco, «hemos pasado de recibir siete llamadas diarias a cien, con lo que en este momento pasamos ya de las 42.000 llamadas recibidas, de las cuales el 75% se refiere al aceite tóxico y el resto a temas varios relacionados con el consumo». Este volumen de llamadas supone el que un 1% de la población española ha utilizado, o está utilizando, esta vía de denuncia, lo que ha contribuido al cambio cualitativo que está dando el Instituto.A partir del envenenamiento por aceite de colza desnaturalizado se ha abierto una campaña motivada por intereses industriales que está dando paso a un terrorismo informativo. «Incluso», dice el director del Instituto, «se está produciendo una campaña desestabilizadora, que está llevando el miedo a los consumidores a base de listas apócrifas». Según Carlos Alonso de Velasco, en muchas de estas listas aparecían nombres de empresas vascas que no pagaban el impuesto revolucionario de ETA. Un ejemplo de esto fue la campaña contra la empresa Orlando, a la que en un momento se le atribuyó que hacía sus conservas con aceite de colza desnaturalizado, o la de la empresa Mina, propiedad de la mujer del lendakari vasco Carlos Garaikoetxea, o con el foie-gras Apis, perteneciente al Instituto Nacional de Industria, y del que se realizó una campaña en contra desde un diario y un programa nacional de radio, en base a unos análisis que, según el Instituto del Consumo, «tanto el procedimiento utilizado para la toma de muestras como el utilizado para la divulgación de los resultados, no son los correctos».
El último ejemplo de esta intoxicación informativa ha sido la denuncia de los vinos, hecha por el doctor Borregón, -director del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición, de Majadahonda-, en un programa de radio, según el cual, de 150 marcas de vino analizadas por el centro que él dirige, una de ellas contenía un aditivo prohibido.
«A mí me parece que si un funcionario hace esta denuncia debe dar todos los datos, incluso la marca y firmarlo con su nombre, en vez de hacer afirmaciones generales».
«El mismo doctor Borregón», sigue el director del Instituto, «informó a EL PAIS que de 3.000 muestras de alimentos analizadas en el mes de agosto, trescientas de ellas correspondían a productos tóxicos. Nosotros le pedimos que enviara estas muestras tóxicas ratificadas con su firma, y hasta ahora no han llegado ».
"Es necesario un estudio del consumo de los españoles"
«El Instituto del Consumo», sigue su director, «quiere dar aportaciones a los consumidores, y no entrar en el caos informativo que se está creando». Para ello ha puesto en marcha un plan trienal, que comprendería de 1982 a 1984, que, con un presupuesto global de 465.300 millones de pesetas, estudie los hábitos y los cambios del consumidor español, con aportaciones científicas serias, con el fin de divulgarlos. «Es un intento de hacer un informe FOESSA del consumo».El plan comenzaría por una encuesta cuantitativa de ámbito nacional, con indicaciones de características regionales, y otro estudio cualitativo sobre el mismo tema, que tendría un ámbito territorial y cuya atención preferente iría encaminada a la población infantil.
Paralelo a esta encuesta, se piensa realizar un programa nacional de orientación al consumo, que comprendería: conferencias, publicaciones de alto nivel científico, folletos divulgativos, textos, escolares, campañas de Prensa y producción de anuncios y películas.
Dentro de este plan entraría la asistencia técnica a los consumidores a través de las asociaciones, con el fín de crear en ellas unos cuadros técnicos adecuados, así como la promoción y financiación de gabinetes técnicos en las asociaciones de ámbito nacional. La primera fase, y a la vez la más ambiciosa de este plan trienal, partirá de un ciclo de conferencias realizadas en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a cargo de científicos del nivel de Faustino Cordón, Eloy Terrón, la doctora Llaguno, el doctor Barros y otros. En dichas conferencias se piensa tratar temas tales como la necesidad de la industria alimentaria, el hambre en España, los hábitos de alimentación, la evolución de los precios y el nutricionismo, entre otros temas.
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