¿Mortal de necesidad?
En el informe del Instituto de la Grasa de Sevilla (CSIC), del que EL PAIS (15 de octubre) se hace amplio eco, se establece de forma terminante la formación de anilidas de ácidos grasos, a partir de los ácidos grasos libres del aceite de colza importado y la anilina añadida como agente desnaturalizante, para hacerlo no apto para el consumo. Estos datos, unidos a la información suministrada por EL PAIS en este y anteriores números (10 y 11 de octubre), permiten configurar a las mencionadas anilidas como presuntas causantes del síndrome tóxico.Mientras que toda esta información delimita el organigrama del fraude criminal del comercio del aceite, no cierra, ni muchos menos, el caso, desde una perspectiva judicial, toxicológica y médica. La existencia de dos rutas de refinamiento del aceite desnaturalizado (el importado por Rapsa), con diferente contenido en anilidas en el producto final, puede justificar la mortalidad de una de ellas (la distribuida por Raelca); pero no se pueden excluir otras posibilidades de toxicidad. Una de ellas, explícita en el informe de EL PAIS, pudiera proceder de los residuos de aceite mineral de los camiones cisterna destinados a Raelca. Otra posibilidad, que no se puede descartar a partir de los datos con que contamos, podría implicar a contaminantes de una anilina impura, que pudiera haberse utilizado para desnaturalizar algunas de las partidas de colza importada.
En cualquier caso, lo que me interesa subrayar, es que las anilidas de ácidos grasos no pueden calificarse de «sustancias mortales de necesidad» (EL PAIS, 15 de octubre), por la sencilla razón, fácilmente constatable, de que no se sabe absolutamente nada acerca de sus efectos en los sistemas biológicos. Precisamente, ésta es, entre otras, la razón por la que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha propuesto a las autoridades sanitarias y judiciales un amplio programa de investigación encaminado a determinar el agente o agentes causales del síndrome.
Este programa de investigación, que no pretender ser el programa, asume consecuentemente la inexperiencia toxicológica y biomédica de las instituciones científicas del país, y ofrece la colaboración de un numeroso grupo de profesionales cualificados (del Instituto de la Grasa de Sevilla, Institutos de Química Bio Orgánica y Farmacología Aplicada de Barcelona, Institutos de Química Orgánica, Química Médica y Enzimología de Madrid, así como de otros centros propios y coordinados del CSIC), para desarrollar, en un marco coherente y de cooperación con otros centros, un programa que permita esclarecer los diferentes aspectos químicos, bioquímicos, farmacológicos y tóxicos del envenenamiento por aceite adulterado.
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