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Reportaje:Miami, capital de la contrarrevolución / 1

Una fábrica de sueños para el exilio cubano

Miami es hoy una ciudad que habla castellano al 50%, por culpa del éxodo masivo de cubanos iniciado en 1961, después del fiasco de Bahía de Cochinos, donde 1.700 combatientes anticastristas fueron ametrallados por la aviación, cercados por los milicianos, detenidos, juzgados y canjeados finalmente a cambio de un lote e medicinas valorado en 62 millones de dólares. En las Navidades de aquel año, John F. Kennedy prometió devolverles la bandera de una Cuba libre. Luego vino la crisis de los misiles y el pacto final de Kruschev de que no habría nuevas expediciones contra Cuba desde Estados Unidos.Veinte años después, algunos cubanos, pocos, creen que Reagan, con su política de freno global al comunismo, puede darles una nueva oportunidad. La mayoría opina que Estados Unidos no va a jugarse una guerra total por Cuba y que lo que vayan a hacer tendrán que hacerlo ellos.

"Al régimen de Castro sólo se le puede derribar con acciones internas apoyadas desde fuera", opina Juan Antonio Varona, 68 años, abogado, ex primer ministro de Cuba, cuatro veces exiliado, firmante del pacto de Caracas con Castro en la última etapa de la insurrección y actual presidente de la Junta Patriótica Cubana, que agrupa a unas doscientas organizaciones del exilio.

La Junta se limita a acciones de propaganda, contactos diplomáticos (acaban de contratar una firma de relaciones públicas en Washington), emisiones de radio y colectas de fondos (muchas cenas, muchas rifas). No se considera una organización militar, aunque a muchos de sus afiliados (aseguran que más de 40.000, sobre todo en Estados Unidos) se les llena la boca de mensajes belicistas.

En la larga lista de grupos asociados a la Junta, sólo Alpha 66 se declara paramilitar. "Somos los únicos que infiltramos gente en Cuba. La agencia soviética Tass nos acusó recientemente de 180 sabotajes", dice con orgullo Andrés Nazario, sesenta años, ex combatiente del segundo frente del Escambray, que luchó junto a Castro, y hoy secretario general de la organización, que toma el nombre de sus 66 fundadores allá en 1962.

Dan el título de jefe nacional al español Eloy Gutiérrez Menoyo, encarcelado en Cuba desde el 26 de enero de 1965, condenado en primer lugar a treinta años de prisión por participar en una quincena de sabotajes y vuelto a condenar a otros veinte años por organizar células de Alpha 66 desde la cárcel. En su visita a Cuba, Adolfo Suárez intentó sin éxito obtener su liberación.

Los sabotajes de Alpha 66

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"Fidel traicionó al segundo frente del Escambray", asegura. Andrés Nazario. "Nosotros combatimos con él la dictadura de Batista para instalar una democracia, nootra dictadura comunista. Cuando empezamos a conspirar contra él detuvieron a nuestra gente y tuvimos que salir del país. Teníamos más de 4.000 hombres en las fuerzas armadas, pero los licenciaron y crearon un nuevo Ejército". Diego Medina, 49 años, médico, jefe de Prensa de Alpha 66, da una larga lista de sabotajes realizados en Cuba este año: incendios de cosechas, destrozos en fábricas, explosiones de bombas.

A menudo resulta difícil de creer, pero dos hechos están contrastados. El 16 de enero eran detenidos en uno de los puertos deportivos de Miarni seis cubanos que llevaban armas de guerra en su yate. "Habían salido para Cuba, pero se les averió un motor y tuvieron que regresar a repararlo. Inspeccionaron el barco y los detuvieron por llevar granadas y fusiles, automáticos". En una cárcel federal de Tejas cumplen una condena simbólica de dieciocho meses. Violaron la ley de neutralidad, que sólo permite usar armas no automáticas.

El 5 de julio último, cinco miembros de Alpha 66 eran detenidos en la isla. Según sus dirigentes iban a atentar contra Castro el 26 de julio, aniversario del asalto al cuartel de Moncada, acción que en 1953 dio a conocer a Fidel Castro, por entonces militante del Partido Ortodoxo, al que pertenecía también Andrés Nazario.

La actividad más visible de este grupo es su emisión diaria de La Voz de Alpha 66, que transmite en onda corta de 9 a 9.30 de la noche.

"Sabotaje, sabotaje", es el mensaje mágico que se repite desde un minúsculo estudio artesanal instalado en la sede de Alpha 66, en una modesta casa de dos plantas en la calle 36 de Miami.

Según sus dirigentes, Alpha 66 tiene campos de entrenamiento militar en Nueva York, California, Tejas y Florida. Un exiliado con fortuna familiar estaría dedicado en exclusiva a la dirección militar. "Hemos entrenado de cuatrocientos a quinientos hombres", dice Andrés Nazario. Sus palabras son puestas en tela de juicio por Pedro Rojas, 58 años miembro del Estado mayor de la brigada de asalto 2.506, que agrupa a los combatientes de Bahía de Cochinos. "Yo no conozco", dice, "más organizaciones militares cubanas que la de Bombillo y la nuestra".

El comandante Jorge González, 49 años, que se hace llamar comandante Bombillo, es un próspero exportador de coches de Miami que dedica sus mayores esfuerzos a la guerra. En el parque nacional de Everglades, en la zona suroccidental de Florida, mantiene el campamento Cuba en un rancho de 68 acres, donde nicaragüenses, cubanos, salvadoreños, dominicanos, puertorriqueños y estadounidenses aprenden a reptar sin ser vistos y a disparar sobre blancos, en estrecho contacto con Soldiers of Fortune, una organización que contrata mercenarios para ir allí donde se. pueda matar a un comunista.

"Mientras no haya armas automáticas no hay problemas con las autoridades americanas", dice Pedro Rojas. "Nosotros hemos recibido la visita del FBI en nuestro campo de Hialeach y no ha pasado nada". La brigada de asalto 2.506 empezó a reclutar jóvenes en enero del año pasado por medio de anuncios, en la Prensa local, en la radio y en la revista Soldiers of Fortune. Rojas asegura que el primer día se presentaron 38 y que desde entonces han entrenado a unos 1.200, aunque en un diario de Miami aseguraban que eran cerca de 2.000.

Alpha 66, Bombillo, los veteranos de Bahía de Cochinos, todos son conscientes de que sin una intervención directa norteamericana ellos no tienen más posibilidades que las de practicar el sabotaje, el terrorismo, en suma. "Estamos creando las condiciones para una insurrección", aseguran todos. Alguno se atreve a apuntar que a Castro le quedan menos de dos años.

Pero ni en sus métodos ni en sus objetivos políticos, la oposición anticastrista ha conseguido unirse en estos veinte largos años. Alpha 66 cree que eliminando a Fidel se acabaría el régimen, y por eso día y noche idean inverosímiles atentados. Los de la brigada de asalto opinan que no se trata de un hombre, sino de un sistema, y que hay que ir a debilitarlo. Bombillo hace la guerra por su cuenta, una guerra que cada vez tiene más conexiones centroamericanas. Todos coinciden finalmente en negar el pan y la sal a Hubert Matos, que vive en Caracas y que no ha querido aliarse con nadie de Miami. Todo hace pensar que, si la caída del régimen cubano depende sólo de los grupos opositores creados en esta ciudad, Cuba tendrá a Fidel Castro por largo tiempo.

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