Clausura de las jornadas sobre santa Teresa en el Valle de los Caídos
«Se impone un estudio interdisciplinar de santa Teresa que abarque aspectos doctrinales, literarios e históricos», decía Garcia de la Concha en la clausura de las jornadas sobre santa Teresa, celebradas en el Valle de los Caídos y organizadas por el Ministerio de Cultura.A santa Teresa hay que enmarcarla en el clima renacentista que valora la experiencia personal y no parte de principios abstractos, decía Tomás de la Cruz, quien con Enrique Llamas hicieron el balance del aspecto doctrinal. Este último se detuvo, en los procesos inquisitoriales que padeció la reformaá carmelitana. Los inquisidores no cejaron ni durante el proceso de beatificación, cuando insistían en que se revisaran aquellos expedientes que hacían a Tereja sospechosa de alumbralismo.
El historiador holandés Otger Steggink se preguntó que contra quién y hacia dónde iba la reforma carmelitana. Iba contra aquel modelo de vida que conoció en la Encarnación, lleno de monjas, ricas unas y miserables las otras, lejos del ideal primitivo del Carmelo.
La mística fue tratada por Olegario González y Rof Carballo. La mística, que existió siempre, ha empezado a ser vista como un fenómeno cultural en el siglo XX, decía el primero, mientras que el segundo se entretenía en la fundamentación neurobiológica del fenómeno místico en Teresa de Avila.
De los aspectos literarios se ocuparon Guido Mancini y García de la Concha. Frente a la tesis de Menéndez y Pidal, según la cual se da en santa Teresa un lenguaje fingido, con la voluntad expresa de desplazar al lenguaje de su significación habitual, García de la Concha sostiene qué la escritora de Avila se inscribe en el grupo de quienes a finales del siglo XVI escriben como hablan, alejándose del modo de escribir oficial.
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