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El desarme nuclear en los países europeos, telón de fondo del diálogo entre Alexander Haig y Andrei Gromiko

La primera ronda de negociaciones entre el secretario de Estado norteamericano, Alexarder Haig, y el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, concluyó ayer con el anuncio de publicar un comunicado conjunto hoy, a las ocho de la mañana (dos de la tarde, hora de Madrid) sobre el futuro de las armas nucleares.

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Dean Fischer, portavoz del Departamento de Estado, anunció frente a la delegación de Estados Unidos ante la ONU, donde se celebró el primer encuentro, que la entrevista duró cuatro horas y proseguirá el próximo lunes en la sede de la misión de la URSS ante las Naciones Unidas.Durante la entrevista trataron temas de interés bilateral, pasaron revista a los problemas internacionales y esbozaron el futuro de las negociaciones para un control de las armas nucleares en Europa. Todo ello en un ambiente definido como "franco" por parte del portavoz norte americano.

Casi simultáneamente con la entrevista entre Haig y Gromiko, primera de la serie a este nivel entre Washington y Moscú desde la llegada a la Casa Blanca del presidente Ronald Reagan hace ocho meses, medios del Pentágono anunciaron en Washington que cazas estadounidenses interceptaron frente a las costas de Massachusetts, en el noroeste de Estados Unidos, a dos aviones soviéticos de reconocimiento, del modelo Tu-95. Escoltados en dirección sur hasta las costas de Carolina del Norte, los dos aviones soviéticos emprendieron dirección hacia sus posibles bases cubanas, según fuentes norteamericanas, las cuales añadieron que es el tercer "incidente" de ese tipo en lo que va de año.

Al margen de los ataques dialécticos recíprocos entre Washington y Moscú, ambas potencias buscan las modalidades de un hipotético control del potencial nuclear estacionado en territorio europeo. Los misiles SS-20 soviéticos y los misiles norteamericanos Pershing-2 y Cruise están en cada lado de una balanza de terror que cada bando considera desequilibrada para la defensa de sus intereses.

El escenario de las negociaciones cuenta como último elemento político la carta enviada por el presidente estadounidense, Ronald Reagan, a su homólogo soviético, Leónidas Breznev. Una carta donde, en realidad, Washington recuerda los puntos de partida de una negociación en la que las advertencias a toda intervención soviética en Polonia, la situación en Afganistán y Camboya, junto a la idea de desequilibrio nuclear en perjuicio de EE UU, resumen la filosofía tradicional de la Administración Reagan ante los soviéticos.

Encontrar "un marco de respeto mutuo" que permita "unas relaciones constructivas y estables con la Unión Soviética" es el mensaje que Reagan envió a Breznev para endulzar un inicio de contactos a alto nivel -el primero en año y medio- que permita volver a una vía de distensión Este/Oeste.

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