La narrativa española reaparece con notable vitalidad
Publicación de novelas de Delibes, Fernández Santos, Caballero Bonald y Jorge Semprún
Los santos inocentes, de Miguel Delibes (Planeta); Cabrera, de Jesús Fernández Santos (Plaza y Janés); Toda la noche oyeron pasar pájaros, de José María Caballero Bonald, y Aquel domingo, de Jorge Semprún (ambos también en Planeta), constituyen una muestra representativa de la cosecha literaria de este otoño que acredita la vitalidad de la novela española, pese a sus múltiples achaques y crónicas crisis de dama centenaria. Cuatro libros que son cuatro concepciones distintas del género bajo el común denominador del dominio de la escritura que avala a sus autores. Ante su inminente aparición, hacemos un breve repaso a cada uno de ellos como guía indicativa para los lectores.
El costumbrismo crítico de Delibes, la recreación imaginativa o reflexiva en Fernández Santos y Semprún o la invención barroca de Caballero Bonald. Temas, tratamientos y estilos muy distintos de escritura, diferencian estas cuatro primicias de otoño, como cuatro puntos cardinales que marcan la dirección pluridimensional de la actual narrativa castellana.En Los santos inocentes, Delibes insiste en la descripción de la vida de los campesinos castellanos que es el filamento que engarza el conjunto de su obra. La dureza de la existencia cotidiana en un cortijo, las andanzas del señorito entregado a los placeres de la caza y el sometimiento de los humillados y ofendidos, son los ingredientes que componen la historia enmarcada en los escenarios y paisajes de las tierras burgalesas y vallisoletanas que tan bien conoce Delibes.
Escrita en un lenguaje popular, pero cuidadosamente elaborado por quien tanto le preocupa la contaminación del castellano y el que «los jóvenes aprendan a hablar no de oír a sus abuelos, sino de la televisión», Los santos inocentes se estructura en seis libros a modo de capítulos que admiten una lectura independiente.
Dentro del estilo de Extramuros, pero remitiéndose a una España más cercana en el tiempo, Jesús Fernández Santos ha reconstruido en Cabrera un episodio prácticamente desconocido de nuestra historia: la población del islote balear de Cabrera por los soldados franceses derrotados en la batalla de Bailén junto a la curiosa fauna ambulante, incluidos mujeres y niños, que entonces acompañaba a las tropas vencedoras o vencidas.
«Es una historia de hoy contada en otro tiempo», dice Fernández Santos de su novela, refiriéndose al paralelismo entre los problemas actuales y los que atravesaba España en el período histórico que siguió a la guerra de la Independencia, cuando se fraguaban las primeras Constituciones, «donde hay que buscar la raíz de la cuestión de las dos Españas».
Toda la noche oyeron pasar pájaros, de Caballero Bonald, Premio Ateneo de Sevilla 1981, forma un trípode -según su autor- con las otras dos novelas suyas: Dos días de septiembre y Ágata, ojo de gato. «Es una novela que se encuentra a medio camino entre las otras dos, pero mucho más clara y directa linguísticamente», explica. «He recogido el título de una frase del Diario, de Colón, que reproduce el ritmo y la tensión del relato que cuenta la historia de una familia de navieros ingleses instalada en un puerto andaluz».
Unos tres años ha dedicado Caballero Bonald a escribir Toda la noche... «mucho tiempo», en su opinión, pero exigido por el proceso de maduración y anotaciones previas que este género necesita frente a la poesía que, en su experiencia personal, se produce como «una ocupación violenta de Ia memoria, una ráfaga que aparece y se recoge en la memoria». Caballero Bonald es autor de ocho libros de poemas reunidos en los volúmenes Vivir para contarlo y Poesía, 1951-1977.
El polémico autor de Autobiografia de Federico Sánchez, Jorge Semprún, vuelve con Aquel domingo a rememorar el horror de la segunda guerra mundial en los campos de concentración ríazis que es una constante en su producción novelística: El largo viaje, o El desvanecimiento. El recuerdo de un domingo de invierno pasado en un campo de exterminio nazi es el argumento de esta última novela, que evoca el patético testimonio que hizo Soljenitsin en Un día en la vida de Iván Denisovich.
Babelia
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