Sancho Rof
Sancho Rof, Sancho el Fuerte, Sancho Inmortal, el ministro de la cosa y de la colza, todo bordado de muertos, renectante de aceites, estofado de anilinas, va siendo ya como el retrato de Dorian Gray, de UCD.Los analistas, los moralistas. los periodistas piden que Sancho Rof dimita, pero es que no entienden nada. El Gobierno y la ucedé -¿qué cosa es el Gobierno sin la ucedé, qué cosa es la ucedé sin el Gobierno?- necesitan a Sancho Rof como Dorian Gray necesitaba su retriito, como Oscar Wilde necesitaba a Dorian Gray (o al autor de quien plagió su historia). Sancho Rof se entenebrece de muertos que no le pertenecen, se enriquece de víctimas, se drapea de estadísticas fúnebres, se aureola de rumores, y yo creo que no dimite por patriotismo y por sentido político e histórico, ya que, mientras su imagen se depaupera o pauperiza, como se dice ahora, la ucedé va quedando a salvo (o así se lo imagina), el Gobierno va quedando en limpio, y la imagen de Calvo Sotelo, decentizada por el maximeyba de este verano, es una imagen ilesa con el alma marengo del calalcoespañol pasado por la Banca. Me llaman de la revista Diez Minutos:
-Que queremos retratar al Umbral nunca visto. No al de la bufanda, sino al del bañador en verano.
-Perdón, pero no uso.
O en desnudo crudizo o con bufanda y abrigo Pierre Cardin. Los bañadores talares que han paseado nuestros políticos este verano por las revistas del corazón y de más abajo me parecen el documento más alarmante de la derechización del Gobierno, que es el tema de la rentrée. A mí no me parece mal que se derechicen, pero es que no saben ni bañarse. Sancho Rof, contra quien se vuelve hoy la incomprensión nacional, es el chivo emisario, el ecce homo, sólo que en cheli cortefiel y no en latín. Lo decía el gran dibujante Pepito Zamora (tan amigo de mi inolvidable Vitín Cortezo), en un baile de máscaras donde se cubrió de algas:
-Voy de puta sumergida.
No diría yo tanto de Sancho Rof, pero se le ve sumergido en las espesidades de la colza, en las pastosidades letales del aceite de grasa de carro de funeraria, y si no engrasa los ejes de su carreta ministerial y, le llaman abandonao porque no se va, es que yo creo que no debe irse. Mientras esté ahí, toda la inmundicia metafórica y toda la anilina política y toda la intoxicación reaccionaria tendrán en él su santo y seña., su metáfora y capilla. Ya sabemos que el error de ucedé es Sancho Rof y que Sancho Rof va a quedar muy rebajado de precio en las rebajas de otoño. Pero si dimitiese Sancho Rof, o le pegásemos la puerta antes de tiempo, toda la colza, todos los muertos en vendaval, todas las algas, todo el arcoiris lóbrego de las anilinas y las mezclas, todo el espectral espectro político se volvería contra ucedé, cosa que no conviene nada para el horizonte electoral, la televisión estatal y el curro de Castedo, que está tan en el aire que hasta hay quien se ha hecho pasar por él, ante mis ojos. Y no me extraña, porque quién sabe, siquiera. si hay Castedo, si hay Sancho Rof, si hay televisión (a mí me han pedido un programa sobre Juan Ramón Jiménez, para hacer con el gran realizador Páramo en otoño). Quién sabe si hay otoño. Fraga ya ha dicho, más o menos, que Ordóñez es un opoitunista que se va cuando quiere. Emilio Romero, por no llamarle oportunista, le llama fronterizo.
O sea que no hay que dimitir, don Sancho, sea usted fuerte, que al que se va le insultan. Usted, su cargo y quieto, aguantando responsabilidades, irresponsabilidades, mortandades e indignidades. Que la juventud del partido/Gobierno no decaiga. Usted, de retrato de Dorian Gray.
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