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"Este aceite huele a muertos, pero sabe bien", dijo Ferrero al cerrar el trato con RAPSA

«Este aceite huele a muertos, pero tiene buen sabor», fue la frase que dijo Ramón Ferrero López, uno de los propietarlos de Raelca. SA, iniplícada en la comercialización del aceite tóxico en el acto que cerró el trato entre dicha empresa y RAPSA, la importadora que vendió el aceite de colza desnaturalizado, en el vestíbulo de un aeropuerto, según publicó ayer El Periódico, diario que ha tenido acceso a los cinco primeros tomos del sumario.La información recogida por Europa Press del diario señala que «a lo largo de las 1.650 páginas. hay continuas referencias al mal olor de los primeros envíos del aceite de colza, constataciones hechas no sólo por Ferrero López, sino por Félix García Elaris, transportista que llevaba el aceite de RAPSA a Raelca».

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Polémica entre RAPSA y Raelca

El surnario inserta polémica entre los involucrados por parte de estas dos empresas respecto a la responsabilidades propias. Ramón y Elías Ferrero, de Raelca, sostienen que compraron el aceite con la intención de destinarlo al consumo humano y que devolvieron a RAPSA el primer envío por culpa del olor nauseabundo. Los Bengoechea se dieron cuenta de que aque- lla primera partida era de colza bruta refinada, muy diferente de las que las dos firmas habían pactado. Los otros envíos -cinco, según el sumario- fueron correctos y no hubo queja.

En contrapartida, Fernando y Miguel Bengoechea, de RAPSA. insinúan que desconocían que Raelca se dedicara a la comercialización de aceites comestibles. En este sentido. según recoge nuestro corresponsal en San Sebastián. José Luis Barbería, los representantes de la empresa RAPSA han manifestado en conferencia de Prensa que RAPSA ha sido víctima de engaño por parte de las sociedades Jorpi y Raelca. Tal consideración se apoya en el supuesto de que tanto Jorpi como Raelca conocían perfectamente el destino industrial y la naturaleza del aceite que RAPSA importaba, mientras que esta última ignoraba siquiera que Raelca fuese una empresa dedicada a la comercialización de aceite para consumo humano.

Abundando en este planteamiento. Fernando Bengoechea, uno de los dos hermanos propietarios de RAPSA, procesado y encarcelado, ha manifestado al Diario Vasco, de San Sebastián, que Ferrero, de la sociedad Raelca les aseguró antes de la compra que precisaba el aceite para utilizarlo en la industria. Fernando Bengoechea añade que como quiera que Jorpi, la empresa que hacía de intermediario y con quien RAPSA mantenía relaciones desde hace años es una empresa de productos químicos industriales, él y su herrnano pensaron que Ferrero representaba una sociedad de características idénticas.

Por su parte, Jorge Pich Garriga se inhibe de esta discusión.

En el sumario se aclara la participación de la empresa Salomó, de Reus. Dice que adquirió seis cisternas a RAPSA. Parte de este aceite lo mezcló con aceite ennegrecido que pudo recuperar del incendio en su factoria en el mes de marzo, y utilizó los servicios de un comisionista de Barcelona para vender la mezcla, parte a un industrial de Figueras y el resto a Aceites Valencia, SA. Lo que le quedaba del envío de RAPSA fue guardado por Salomó en unos depósitos de la comarca del Vallés, donde están.

El sumarlo también señala que los suministros de RAPSA a Raelca pasaron antes por las refinerías lteache, de Sevilla, y Danesa Bau, de Madrid, «donde se manipuló por cuenta de algunas firmas».

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