La patrullera iraní secuestrada en Cádiz aparece sorprendentemente frente al puerto de Marsella

La patrullera iraní secuestrada el pasado jueves en aguas de Cádiz se encontraba anoche inmovilizada a menos de una milla de puerto de Marsella. La nave, de la que sólo se tuvieron noticias el lunes, tras informarse que había repostado en el puerto marroquí de Casablanca, apareció sorprendentemente frente a la costa francesa del Mediterráneo sin que hubiese sido detectado su paso por el estrecho de Gibraltar.

Las autoridades iraníes han pedido a las francesas que detengan al comado secuestrador y les devuelvan la cañonera; pero Francia ha manifestado que no tenía la obligación de capturar la cañonera.Inmediatamente de aparecer en aguas francesas, las autoridades galas se pusieron en contacto con los tripulantes de la Tabarzin (Hacha de Guerra) y se procedió al desembarco de una treintena de ellos que se manifestaron como fieles al Gobierno de Teherán. Con anterioridad, los secuestradores habían pedido que se les reavituallase, a lo que se negaron las autoridades galas.

Al mismo tiempo llegaba a París la petición de que Francia capturase a los secuestradores y devolviese la patrullera, y se anunciaba que el encargado de Negocios interino había sido convocado ante el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní para ser informado de la posición de las autoridades de Teherán ante la nueva situación.

El Minisitro francés de Defensa, Charles Hernu, declaró que no existe entre Irán y Francia ningún acuerdo que obligue a ésta a capturar y entregar la patrullera. "Las relaciones entre las naciones a este respecto dependen del derecho internacional. Pero habría que saber lo que el derecho internacional prevé en lo relativo a los navíos de guerra", añadió.

La cañonera se encuentra vigilada por unidades de la marina francesa, pero el ministro negó que fueran a intervenir: "No corresponde a la tradición francesa efectuar este tipo de acciones". Hernu dijo que la Tabarzin podía alejarse de las aguas francesas, pues disponía de carburante suficiente para navegar entre 150 y 200 millas.

No obstante, los secuestradores hicieron saber que si se les atacaba harían saltar el barco, por lo que se iniciaron negociaciones entre responsables de la marina, un representante del Ministerio de Defensa y los ocupantes en espera de convencerles para abandonar el puerto sin violencia.

Tras la llegada a Marsella de la patrullera fue interrogado un portavoz de Azadegan, el movimiento de resistencia contra el régimen de Teherán que reivindicó el secuestro, quien afirmó que ningún servicio secreto extranjero intervino en la operación de Cádiz, y afirmó que el Ejército iraní está al lado del general Bahram Aryana, cerebro de la operación, por lo que "se puede esperar que haya operaciones militares anti-Jomeini próximamente". El mismo portavoz señaló que Aryana se encontraba ', en alguna parte de la frontera iraní".

La llegada de la cañonera a las aguas francesas parece haber servido de catalizador de las fuerzas de oposición iraníes, y Shapur Bajtiar, ex primer ministro del sha, hizo un llamamiento a los militares iraníes en el exilio y "a todas las tribus" para que se unan en torno al general Aryana, pues el "derrocamiento" del régimen de Teherán "debe realizarse con el apoyo popular".

Desde el principio de este suceso las autoridades iraníes han acusado sucesivamente a los españoles, marroquíes y franceses, además de a la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) de haber intervenido en el secuestro de la cañonera lanzamisiles.

En una conferencia de Prensa realizada ayer en Madrid por el enviado especial de las autoridades iraníes, Abas Sarush, para tratar con el Gobierno español el secuestro de la Tabarzin, éste manifestó que se le había prometido que la marina española vigilaría el estrecho de Gibraltar y capturaría a la patrullera iraní para entregarla después al Gobierno de Teherán. Ante esta declaración. las autoridades españolas precisaron que las tareas de vigilancia de la marina se referían exclusivamente a las aguas jurisdiccionales españolas. Según esto, el paso de la patrullera secuestrada por el estrecho de Gibraltar se habría realizado a través de las aguas de jurisdicción marroquí, lo que seria congruente con las informaciones de que disponía el enviado especial iraní, que afirmó que la cañonera se encontraría en algún lugar de la costa marroquí.

En relación con las afirmaciones realizadas en Teherán por autoridades civiles y militares que hablaban de la obligación española de restituir la patrullera y acusaban al Gobierno español de connivencia con los secuestradores, declaraciones que entraban en contradicción con la gratitud manifestada al Gobierno español por el propio Sorush, éste respondió que el Gobierno español había prometido su colaboración. Preguntado de nuevo sobre la evidente contradicción, el enviado iraní declinó responder.