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El compositor Antonio Torrandell nació hace cien años en la localidad balear de Inca

Anteayer se cumplieron cien años del nacimiento del compositor Antonio Torrandell, de Inca (Mallorca). Torrandell es uno de los músicos internacionales que han dado las Baleares, tierra generosa en compositores de gran talla.

Comenzó los estudios musicales con su padre, Juan Torrandell Campamar, organista de la iglesia parroquial de Inca. Los siguió en Palma con José Balaguer, fundador de la Orquesta Sinfónica de Mallorca, y con el compositor Bartolomé Torres.Entre 1898 y 1903 estudió piano en el Conservatorio de Madrid, con José Tragó, y armonía con Pedro Fontanilla. Los primeros premios, conseguidos le procuran los primeros recitales como pianista.

En 1905 acude a París, perfeccionando piano con su ilustre compatriota Ricardo Viñes y composición con un discípulo de César Franck y sucesor suyo en la tribuna organística de Santa Clotilde: Charles Tournemire, a quien le unió gran amistad.

Hombre discreto, modesto, que jamás hablaba de sí mismo, Torrandell ha sido calificado por el solista de los Conciertos Lamoureux, Philippe Aghazarian, como nieto espiritual de César Franck. «Se diría», afirma el notable violinista armenio, «que este compositor le había legado no sólo su ciencia prodigiosa, sino su bondad legendaria».

En la capital francesa residió muchos años, dando numerosos conciertos, en los que difundió ampliamente sus composiciones. Con idas y venidas de París a Mallorca (una de ellas a su pueblo para casarse, en 1906, con su paisana María Beltrán), Torrandell se mantuvo ligado a la vida musical francesa. Un hijo suyo, Bernardo, contrajo matrimonio con la pianista marsellesa Colette Truyol, quien ha contribuido a divulgar la obra pianística de su suegro. También el pianista mallorquín Joan Moll ha grabado en el disco el Allegro de concierto Op. 12, de Torrandell (ETNOS-EMI 063655) y dado a conocer en recitales por España y a .través de grabaciones -para Radio Nacional de España obras tan interesantes como la Berceuse Op. 15, El gallo y la gallina del Call OP. 32 y Son Baile Op. 46.

Henri Collet, gran especialista y catador de música española, escribe a Torrandell: «Asistí a la primera audición en la sala. Erard de su Sonata mallorquina, que tocó maravillosamente Aghazarian. Gustó sobremanera y se aplaudió muchísimo. Suena muy bien, es muy clara, fina, elegante, y Aghazarian la interpreta como un gran artista. Le acompañaba una pianista de primera: Ida Perrin. En fin, un exitazo».

Antonio Torrandell ha dejado una apreciable producción sinfónica, de cámara y coral y con orquesta. Entre esta última tiene especial relieve el Réquiem Op. 44, todavía inédito, por el que mereció el premio Ciudad de Palma del año 1959. Hay que recordar igualmente la Misa pro-pace, para coro y dos órganos, estrenada en 1932, en la catedral de Orleans. Entre las piezas sinfónicas destaca su hermoso Concierto para piano y orquesta en si menor Op. 64, recientemente interpretado en Palma por Joan Moll, para conmemorar el centenario; la Rapsodia rumana Op. 25, también para piano y orquesta, y una Sinfónía Op. 28, para violín y orquesta.

A partir de la muerte de su madre, en 1933, Torrandell renunció a cualquier actividad que le obligase a dejar su querida Mallorca. Recluido en su casa de campo de Es. Resquell, al pie del Puig de Santa Magdalena de Inca, dedicará todos sus esfuerzos a la composición, escribiendo algunas de sus más sólidas y ambiciosas producciones, entre ellas, el Concierto para piano, que aún no ha sido estrenado en Madrid. Allí murió el 15 de enero de 1963.

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