Edificios históricos

Me sentí realmente deprimida cuando leí en EL PAIS del día 7 de agosto el artículo que en la sección "Madrid- Angeles García titulaba: Otras nueve hamburgueserías se instalarán en edificios de interés histórico o ambiental ( ... ).

Y es terrible que, aparte de hacer desaparecer lugares que han sido tan significativos para la integridad de la ciudad, nos paseemos por una de sus calles y nos encontremos tres o cuatro locales dedicados al negocio de las hamburguesas, mientras que para encontrar una biblioteca tenemos que hacer lo imposible, ya que su escasez nos obliga a ello.

Por otra parte, parece ser que cuando estos hechos se producen, es debido a la demanda que suscitan; no obstante, hay una cosa que se llama conciencia y que los señores responsables de estos asunto s no deben conocer muy bien al permitir cosas como estas; que una ciudad de unos tres millones de habitantes (gran parte de la cual la integran jóvenes y que además estudian) se esté convirtiendo en una enorme hamburguesería en la que, por supuesto, las bibliotecas y demás locales destinados a actividades culturales no tienen lugar.

Y ahora, permítame la licencia de cerrar mi carta con las mismas palabras con las que lo hizo el señor Peláez, de Barcelona, el pasado día 7 de agosto en esta misma sección: "Todo abuso no refrenado por el interés popular es intoxicante"./