_
_
_
_

Veinte años de muro en Berlín

En la madrugada del domingo 13 de agosto de 1961, la República Democrática Alemana (RDA) comenzó a levantar una alambrada entre Berlín este y el lado occidental de la ciudad. La alambrada, sustituida días después por un muro de hormigón, pretendía poner fin a la huida masiva de alemanes orientales hacia Berlín oeste. A partir de entonces las fugas se hicieron más difíciles -"hoy sólo un loco o un desesperado puede llegar a intentarlo", se ha dicho-, y en muchas ocasiones el intento se pagó con la vida.La decisión de Walter Ulbricht -jefe del Estado, del Gobierno y -del partido- sorprendió a los berlineses orientales, de los que casi 60.000 trabajaban en Berlín occidental. El tráfico entre ¡os dos sectores había sido suspendido, y los grupos combativos de empresa. acompañados por soldados, levantaban cercas y extendían alambradas de espino.

Como consecuencia del bloqueo de Berlín en 1948-49 en la ciudad se habían creado dos administraciones, aunque las personas podían moverse libremente por toda la ciudad.

Esta libertad de movimientos favorecía la huida hacia el sector occidental -a través de la única zona posible: la frontera sectorial de Berlín- de miles de berlineses y de decenas de miles de ciudadanos de la RDA. Ante la sangría económica y propagandística que esta avalancha de fugitivos suponía, Ulbricht cerró la frontera y levantó un rriuro.

71 muertos

Durante los cinco primeros meses de existencia del muro, los alemanes orientales continuaron pasando a Occidente por los múltiples resquicios que ofrecía la nueva "frontera del Estado, de la República Democrática Alemaná". Se calcula que fueron 52.000 las personas que consiguieron pasar al Oeste en ese corto período de tiempo.Las oportunidades, sin embargo, se acabaron en seguida y muy pronto el muro alcanzó los cuatro metros de altura, multiplicándose en sus alrededores la vigilancia de los vopos (policías fronterizos germano-orientales).

Con el paso del tiempo, las medidas de vigilancia y control fueron sofisticándoge, y hoy el muro, rematado por un tubo que impide el uso de garfios para saltar sobre él, está protegido por vallas electrificadas, perros policías, torres de vigilancia dotadas de focos de gran potencia, campos de minas y dispositivos de tiro automáticos.

"Paz y seguridad"

Las crecientes dificultades para pasar al oeste de Berlín no han arredrado completamente atodos los berlineses orientales. Desde que el muro comenzó a ser una cosa seria, varios cientos de personas han conseguido salvar la barrera, aunque otras 71 (la última, en noviembre pasado, una muchacha de 18 años) perecían en el intento.Cada año, en esta fecha, se multiplican las conmemoraciones a un lado y otro del muro, una frontera cuyo significado ha sufrido un apreciable descenso en el lado occidental.

Para la RDA, el 13 de agosto supone el principio de la independencia de un Estado socialista en territorio germano, y lo conmemora con desfiles militares en la capital. "El muro significa", ha dicho Erích Honecker, secretario general del partido comunista, "que el poder del imperialismo ha llegado a un límite de una vez para siempre. Para nosotros el muro quiere decir paz y seguridad, los más preciados bienes del hombre".

En Berlín occidental no se comparten estas ideas, y frente al muro se llevan a cabo manifestaciones de protesta, mayoritariaménte de las juventudes democristianas más radicalizadas, que han sustituido la antigua petición de la juventud alemana del "ejercicio del derecho de autodeterminación por el pueblo alemán" por las consignas e insultos contra la RDA.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_