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Solidaridad y el Gobierno polaco mantienen posiciones inflexibles

El Gobierno polaco y Solidaridad se encuentran de nuevo frente a frente, comprometidos en una prueba de fuerza y en un diálogo de sordos, mientras las protestas contra la escasez continúan extendiéndose por todo el país. El enfrentamiento se manifiesta físicamente en las calles de Varsovia, ocupadas desde la mañana de ayer por gran número de autobuses y camiones, inmovilizados en pleno centro de la ciudad por las fuerzas del orden.

Los manifestantes decidieron el lunes no abandonar sus vehículos, por lo menos hasta hoy, si las autoridades no les permiten manifestarse ante la sede del Comité Central de Partido Obrero Unificado Polaco (POUP).Pero el Gobierno parece más dispuesto que nunca a no ceder. El viceprimer ministro Mieczyslaw Rakowski, encargado de las relaciones con los sindicatos, no deja que quede ninguna duda al respecto. "Los edificios del Comité Central y del Consejo de Ministros" son lugares sagrados que en ningún caso serán violados", manifestó el lunes.

Rakowski respondía de este modo a Lech Walesa, que había dado a conocer su determinación de no retroceder. "Tenemos derecho a pasar por donde queramos en nuestras calles y no vamos a ceder, porque el país está con nosotros. Somos dueños de la situación", afirmó el líder sindical, "y lo seguiremos siendo por mucho tiempo".

Esta determinación de cada una de las partes de no ceder en su postura fue el motivo del fracaso de las conversaciones del lunes entre el sindicato y el Gobierno, conversaciones que debían reanudarse mañana. Pero Solidaridad ha puesto como condición para este diálogo que se permita a la manifestación de vehículos el paso por el itinerario previsto del centro de Varsovia.

El desafío es tanto más peligroso por cuanto a las grandes manifestaciones de protesta de los días pasados le siguen incontables huelgas de preaviso y marchas del hambre, ya extendidas por pequeñas ciudades. Ayer, 15.000 personas pararon durante una hora en Radomsko, al sureste de Polonia, y otra huelga de una hora se llevó a cabo en Czestochowa, al sur del país. Hoy pararán dos horas todas las empresas de la zona de Varsovia, y los transportes públicos de la capital lo harán durante tres.

Los riesgos de estos paros fueron puestos de manifiesto por Rakowski, que, refiriéndose a la manifestación automovilística que bloquea el centro de la capital, se preguntó si "debemos convertirnos en causa de un conflicto grave en Europa tan sólo porque algunos se empeñen en organizar esta manifestación callejera".

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En esta atmósfera de tensión extrema, "una chispa puede caer sobre la pólvora y provocar lo irreparable", según palabras de Rakowski, idea también expresada por Walesa, que cree que "el margen de maniobra" para evitar los peor es "realmente estrecho".

Negociaciones financieras

Otro frente en el que se bate la situación económica polaca son las conversaciones que ayer se abrieron en Viena entre el Banco de Comercio Exterior polaco y un grupo de bancos occidentales. En este caso, Polonia se encuentra ante un relativo respiro, ya que las conversaciones interbancarias tratan de las condiciones para un aplazamiento de la devolución de los créditos, por valor de unos 240.000 millones de pesetas, concedidos por los bancos occidentales.

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