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Reportaje:Ante una nueva fase de la revolución argelina/ y 2

La guerra del Sahara, un embarazoso legado de la era Bumedian

"El rey ha ganado un año, pero no la guerra". Esta frase, de un dirigente argelino, en una conversación con este corresponsal, ilustra el tono de relativo pesimismo que impera en Argel, pasada la espectacularidad de los discursos pronunciados en Nairobi. Para nuestro interlocutor una influyente personalidad de FLN, que prefiere mantener el anonimato, el rey Hassan Il obtuvo el bloqueo de la admisión de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) en la OUA, pero ¿qué significa esto?Argelia nunca estuvo de acuerdo con que el Polisario fundara la RASD, por considerarlo precipitado. Los argelinos no han perdonado al dirigente libio Muamar el Gadafi que aconsejara al Frente saharaui la proclamción de una república en un momento en que las coordenadas diplomáticas y políticas del conflicto aconsejaban que el Polisario no rebasara su condición de movimiento de liberación en el marco africano.

El referéndum, un problema sutil

El tiempo parece haber dado la razón a los argelinos, aunque la realidad que representa hoy en día una RASD reconocida por más de cincuenta países (entre ellos una mayoría de africanos) no puede ser echada en saco roto. Con todo, el dilema se plantea ahora en otro contexto más sutil: el de la preparación de un referéndum de autodeterminación, controlado internacionalmente, con garantías suficientes, de legalidad. "Si esas garantías son totales", dicen los argelinos, el Polisario logrará la victoria, pero para ello será necesario que Hassan II se convenza de que ni nosotros ni nadie podemos transigir con un principio sagrado: el de la independencia de los pueblos que han salido de la noche colonial, pacífica o violentamente".

Un delicado engranaje diplomático ha sido abierto en Nairobi por el rey de Marruecos, pero nada permite prejuzgar que exista un consenso oculto para llevar al Polisario a aceptar su disgregacion en un conjunto sahariano restringido a expensas de Mauritanla. Si la voluntad de terminar con el conflicto es grande en Argelia, ¿por qué hacerlo precipitadamente, cuando en el marco exterior la inesperada victoria de los socialistas galos facilita, de rechazo, las, posiciones y argumentos de argelinos y saharauis?.

En las próximas semanas, el' nuevo titular de la cancillería francesa, Claude Cheysson, visitará Argel y Rabat, y el Sahara Occidental será el tema central de su gira. Los argelinos esperan mucho de esta visita, aunque no se hacen excesivas ilusiones. Los socialistas franceses han reconocido al Polisario y algunos de sus líderes, como el diputado Alain Vivien, han llegado a afirmar incluso que plantearán el reconocimiento de la RASD por París. Esto, agregan aquí, es apresurado en la medida en que ¿quién está interesado en que desaparezca violentamente la monarquía alauí, con todos los riesgos de conmoción que ello suscitaría en el Magreb?

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El "gran Magreh"

El gran Magreb al que hacen referencia los argelinos engloba la perspectiva de una RASD no alineada y garante de la estabilidad de un sector estratégico de Africa en el que la previsible entrada de España en la OTAN preocupa a muchos, en todo caso más a los soviéticos que a los argelinos. La desmitificación del marxismo castrista de los saharauis, en el que parecen creer los diplomáticos norteamericanos en Argel, ha sido el objeto de interminables conversaciones de pasillo, en las que los argelinos han hecho lo posible por demostrar que hay una barrera ideológica insuperable en esta parte del mundo para, los defensores del materialismo dialéctico.

La potencia del Islam es considerada como un aglutinante que puede llevar a la reconciliación, pero la idea del referéndum, tal y como ha expuesto Marruecos, no ofrece ninguna garantía de independencia al Polisario, quien afirma que sólo al final del proceso abierto por las declaraciones de la cumbre africana se podrá verificar la voluntad de paz de Rabat.

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