El Kremlin culpa el jefe del partido y al del Gobierno polaco de haber perdido el control de la situación '
La dirección del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista) recibió una comunicación de la Unión Soviética, con carácter de ultimátum, para poner fin a la situación reinante en el país. El Politburó del partido se reunió el fin de semana y convocó para hoy una reunión inesperada del pleno del Comité Central, al mismo tiempo que fue aplazada la reunión prevista del Sejm (Parlamento). En la noche del domingo, las agencias de Prensa occidentales establecidas en Varsovia recibieron un comunicado anónimo por télex, que decía: «En la reunión del sábado del Politburó se discutió un presunto ultimátum, relacionado con la pérdida de confianza en la dirección del partido y del Gobierno de la República Popular de Polonia, en el que se exige la ocupación de las líneas de comunicación importantes por fuerzas armadas de los países vecinos. De ahí la repentina convocatoria, para el martes, del Comité Central. La información procede de fuentes de conrianza y tiene que ser anónima».
La existencia de la comunicación soviética fue más tarde confirmada por fuentes oficiales en Varsovia. El contenido de la advertencia soviética es muy duro, se acusa al primer secretario del partido, Stanislaw Kanla, y al primer ministro, Woiciech Jaruzelski, de incapacidad para defenderse ante las fuerzas con trarrevolucion arias; la dirección del partido ha perdido el control sobre los medios de comunicación de masas y da muestras de poca firmeza ante las crecientes manifestaciones antisoviéticas en el país.El escrito de Moscú añade que la clase trabajadora está manipulada por fuerzas con trarrevolucionarías y concluye que el Partido Comunista soviético no dejará a Polonia sola ante las actuales dificultades y está dispuesto en todo momento a «acudir en ayuda del país».
La advertencia soviética llega cuando culmina una semana pródiga en acontecimientos, que constituyeron una verdadera escalada hasta crear una situación sumamente peligrosa y de imprevisibles salidas. No se excluye que en el undécimo pleno del Comité Central, que se celebra hoy en Varsovia, se produzcan importantes cambios personales en la dirección del. partido.
Este pleno tiene unas características especiales ante la advertencia soviética con visos de ultimátum y por la circunstancia de que se celebra cuando sólo faltan 35 días para el congreso extraordinario del partido.
Para la gran mayoría de los 140 miembros del pleno de! Comité Central, por lo menos más de dos tercios, ésta será su última oportunidad de decir algo. Si el congreso del partido llega a celebrarse, e Comité Central será renovado casi por completo. Ante esta situación no se puede descartar que los actuales componentes del pleno del Comité Central, animados por la advertencia soviética, intenten una última jugada política, que podría ir desde derrocar a la actual dirección del partido, partidaria de la odnowa (renovación), para imponer otra más dura, hasta, quizá, la suspensión del IX Congreso Extraordinario, previsto para el próximo 14 de julio.
La actual constelación de sucesos en Polonia ha creado una situación dramática. El sábado pasado, en el auditorio Oskar Lange, de la Universidad de Varsovia, el hombre de las huel-, as de 1970, Edrnund Baluka, que regresó ilegalmente al país y se había refugiado en los astilleros de Gdarisk, tuvo una conferencia-coloquio en la que anunció su intención de crear un partido socialista en el país.
Dos días antes habían quedado en libertad los cuatro únicos «presos políticos» del país, conocidos antisoviéticos y militantes de la organización Confederación de Polonla Independiente. La condena del Foro Katowice por el politburó polaco era indirectamente una toma de postura contra la Unión Soviética, que había defendido, con fuertes argumentos propagandísticos, al grupo ultra.
Todo esto en medio de una abierta lucha ideológica y electoral del partido comunista, ante las elecciones de delegados para el noveno congreso, más la amenaza de huelga del sindicato independiente Solidaridad para el próximo jueves. En Bydgoszcz el viceprimer ministro, Mieczyslaw Rakowski, se mostró extraordinariamente nervioso ante la conferencia del partido de la localidad y en un discurso dijo que «la paciencia de nuestros aliados se está acabando».
Rakowski dijo que «los enemigos del socialismo han abierto una n ueva fase de tensiones, que se dirigen actualmente contra la Unión Soviética», y denunció no sólo los actos aislados antisoviéticos, como las profanaciones de tumbas de, soldados soviéticos, sino las caricaturas en multitud de periódicos de empresa contra el país «que garantiza las fronteras de Polonía y en los últimos meses ayudó tanto a Polonia».
El grado de descomposición del partido comunista, unido a las exigencias continuas de Solidaridad han llevado a Polonia a una situación que puede terminlir en la intervención exterior.
Sólo algunos ingenuos ponen en duda en Polonia la capacidad de los otros países del Pacto de Varsovia de ocupar militarmente el territorio polaco en poco tiempo, pero todos se preguntan lo que vendrá después de una ocupación militar, en un país donde nadie trabajaría y con los obreros ocupando las fábricas.
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