El Ballet Nacional Español inaugura hoy la cuarta temporada de Madrid

La IV Temporada de Ballet 1981, que se desarrollará del 29 de mayo al 20 de junio en el Palacio de los Deportes de Madrid, se inaugura esta noche con la presentación del Ballet Nacional Español, bajo la dirección artística de Antonio, con un primer programa, hasta el 2 de junio, que incluye obras de Manuel de Falla y Cristóbal Halffter. Del 4 al 7 de junio, el segundo programa se compone de piezas de Enrique Granados, Albéniz, Guridi y Ernesto Halffter.

Desde el nombramiento de Antonio como director artístico del Ballet Nacional Español, tras la destitución de Antonio Gades, es la primera vez que el conjunto se presenta al público madrileño, después de las iniciales funciones con Manuela Vargas y Merche Esmeralda. La presente temporada la acaba de iniciar en Sevilla y, después de Madrid, continuara una gira por distintos festivales españoles hasta las actuaciones, en el mes de septiembre, en el teatro nacional de la Zarzuela, en Madrid, donde se estrenará la obra Don Quijote, con música del maestro Torroba.El primer programa, a partir de hoy, incluye las nuevas versiones de El amor brujo, de Falla, con coreografía de Antonio y decorados y figurines de José Caballero, y de El sombrero de tres picos, de Falla, con coreografía de Antonio y decorados y figurines de Pablo Picasso, y el estreno mundial de Retrato de mujer, de Cristóbal Halffter, sobre poemas de Miguel Hernández, con coreografía de Rafael Aguilar.

«Estoy muy contento del trabajo y la interpretación que ofrece la compañía», declaró Antonio. «En los dos ballets con coreografía mía se nota mi marca, pero en esta versión el interés del público no se concentra en una figura determinada, sino que resalta también el argumento, la escenografía y la interpretación, donde participa todo el ballet. La parte flamenca es más amplia en el segundo programa, que incluye además obras de Asturias, País Vasco y Galicia. Mi interés es que cada región o país, como se dice ahora, esté representado en el repertorio mediante temas o danzas. En programas sucesivos preparamos obras sobre Asturias, Valencia y Castilla, además de proyectos sobre temas históricos, como Don Quijote, que se estrenará el próximo otoño en la Zarzuela con coreografía de Luisillo, y Colón, con música de José Nieto, a estrenar en 1983, al finalizar mi contrato». Tiene previsto ofrecer tres nuevas creaciones cada año y reposiciones de las obras que consagraron al bailarín Antonio.

Aunque en la interpretación y coreografía de las obras que presenta el Ballet Nacional Español se nota «la mano y el estilo Antonio», su director artístico declara que se incorporan elementos modernos de expresión corporal

«La creación no se agota nunca. La inspiración surge ante el entusiasmo por un poema o las sugerencias plásticas y visuales de la música. Sólo llevamos un año bajo mi dirección y creo que presentamos obras importantes. Este tipo de ballets, con una compañía de más de sesenta miembros, sólo lo puede sostener el Estado, que dedica un presupuesto muy pequeño en comparación con otros países. La respuesta del público es muy buena y, esperamos que aumente cuando salgamos al extranjero. España es un país que baila y canta, y cuando se ofrecen obras buenas se acude a los espectáculos».

Uno de los proyectos que tiene Antonio, además de la creación de ballets históricos, como Don Quijote y Colón, considerada como «una necesidad importante», es la formación de una nueva compañía dentro del Ballet Nacional Español, con su repertorio, que lleve de una forma continua el ballet a todas las -ciudades españolas, al mismo tiempo que se cubren los compromisos en el extranjero.

Ante el comienzo de la temporada de ballet, el Sindicato Profesional de Músicos Españoles manifestó ayer su protesta por la utilización de música grabada en cinta magnetofónica en los espectáculos, «suprimiendo la obligada presencia viva de los profesores de orquesta, según previene la vigente ordenanza laboral de los músicos», y solicitan la imposición de sanciones. Al mismo tiempo, el sindicato profesional de músicos españoles notifica estos hechos al rey Juan Carlos, al Ministerio de Cultura y a la Federación Internacional de Músicos, «ya que suponen un gravísimo y reiterado precedente, cuando son sobradamente conocidas las tensiones acumuladas en 1979 y 1980, en las que se hizo igualmente uso discriminatorio de la música grabada».