_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Investigación científica, un largo proceso de consecuencias poco espectaculares

En todo proceso infeccioso de origen desconocido la vertiente de investigación exclusivamente científica se solapa con la vertiente epidemiológica, de investigación socioeconómica y geográfica de los pacientes, y con la puramente sanitaria, de tratamiento y, en su caso, posible profilaxis.La investigación en su aspecto puramente científico se puso en marcha inmediatamente que se produjo la primera muerte, la del niño de Torrejón. Tras la autopsia se efectuaron análisis de distintas vísceras y se probó, in vitro e in vivo, la posibilidad de que el agente fuese fácilmente identificable. Las pruebas in vitro consisten en hacer crecer células en diversas soluciones con el fin de obtener una población creciente del microorganismo que se busca, a fin de poder ser detectado, sea por análisis microscópico, sea por el estudio del comportamiento de las células. Cuando, como ocurre en este caso, no se detecta nada conocido, se intentan nuevas pruebas, y el proceso puede resultar muy largo.

Más información
Puntos oscuros y ausencia de planificación epidemiológica
Contradictorias cifras sobre la situación en Madrid

Paralelamente a las pruebas in vitro se realizan pruebas in vivo, es decir, se inocula a ratones con células procedentes de enfermos y se estudia lo que pasa. Primero, la enfermedad que contrae el ratón; segundo, se estudian sus vísceras para ver.sí allí aparece con más claridad el agente causa¡. En general, este método es muy lento, ya que no todos los ratones enferman igual de rápido y, por otra parte, hay virus y bacterias que crecen de prisa y son rápidamente identificables, pero otros microorganismos son muy lentos en desarrollarse. En el caso de la Legionella, este método no dio resultado, a pesar de que no sólo se utilizaron ratones, sino muchos otros animales diferentes.

Finalmente, hay que encuadrar en este apartado el estudio del suero de un enfermo" estudio muy lento y no siempre con resultados claros. En el caso concreto de la neumonía, las pruebas de microscopía electrónica sobre células de enfermos fallecidos han mostrado en todos los casos una presencia anormal en vísceras en donde habitualmente no debiera encontrarse de algo que se asemeja mucho a un micoplasma.

Las fotografías de microscopio electrónico muestran también en casos de enfermos vivos la aparición de este micoplasma o microorganismo compatible con un micopiasma. Las pruebas in vivo e in vitro realizadas han demostrado, tanto en Majadahonda como en otros laboratorios de algún hospital, la presencia de este «presunto» micoplasma, sin que pueda asegurarse que sea el conocido micoplasma pneumoniae.

Por lo que respecta a las pruebas con sangre de enfermos, todavía no se tiene ningún resultado, y no es seguro que los vaya a haber.

En resumen: algo extraordinariamente parecido a un micoplasma ha sido ya detectado y fotografiado repetidas veces, pero parece aventurado afirmar que se trate precisamente de un micoplasma (los microbiólogos prefieren seguir haciendo pruebas para estar másseguros), y además no es totalmente seguro que éste sea el agente patógeno buscado, al menos no en todos los casos.

El micoplasma es una bacteria (aunque hace unos años se pensaba que era un organismo a mitad decamino entre las bacterias y los virus) de las llamadas de «pared blanda». Esto significa q ue no resiste a la sequía y, por tanto, fio se transmite por objetos secos apor el suelo. La transmision de los diferentes micoplasmas se efectúa siempre en medios húmedos y preferentemente por vía aérea, por lo que para que haya contagio tiene que haber casi un contacto boca a boca o encontrarse durante bastante tiempo, las bocas respectivas del infectante y del infectado a menos de cincuenta centímetros.

Por lo que se refiere a la vertiente de investigación socioeconómica y geográfica -por tanto, puramente epidemiológica-, se han procesado por ordenador más de mil fichas de casos de enfermos de estos días. Los resultados son bastante desalentadores, ya que, aparte de una gran frecuencia de aparición familiar simultánea, el reparto de la enfermedad es muy aleatorio, sin que pueda distinguirse clase social, tipo de vivienda o zona, geográfica definida, al margen del cinturón exterior de Madrid y las provincias afectadas de la mitad norte de España. Poca cosa para sacar conclusiones válidas. El análisis por ordenado¡ tampoco muestra una correlactón siquiera mínima entre la aparición de la enfermedad y ciertas condiciones ambientales (humedad, lluvia, temperatura, hábitat, etcétera).

De todos modos, cabe decir aquí que en estudios epidemiológicos sobre neumonías, atípicas o no, estamos en mantillas, ya que no se trata de una de las enfermedades infecciosas de declaración obligatoria. A pesar de ello, Valenciano anunció el viernes por la noche en Televisión que el año pasado (1980) sólo en Madrid hubo unas trescientas muertes por neumonía comparable a la atípica actual. Y afirmó, a renglón seguido, que en cuanto a mortalidad, aunque no en morbilidad, la epidemia era realmente benigna.

Por último, la vertiente sanitaria; éste parece, en el caso que nos ocupa, el talón de Aquiles. La enorme intranquilidad de la población, la psicosis colectiva sobre perros, gatos, pájaros, cebolletas o fresas ha sido propiciada por una información que ha resultado angustiosa para la población, y que se podría resumir en lo siguiente: «No sabemos cuál es la causa, pero creemos poder curarlo, sin poder dar datos de cómo protegerse».

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_