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Julián Marías: "La guerra destruyó la vida intelectual española"

Comienza un ciclo sobre la II República española

El filósofo Julián Marías cree que hasta 1936 no hubo discordia entre los intelectuales españoles. «Fue la guerra la que destruyó la vida intelectual». Marías expresó ese criterio en el transcurso de la conferencia con que fue inaugurado anteayer un ciclo sobre la Il República española, de cuya proclamación se cumple ahora el cincuentenario. El ciclo ha sido organizado por la Asociación Nacional de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos y Documentalistas y patrocinado por la Dirección General de Bellas Artes. En su conferencia, Marías dijo que «la irradiación que ha mantenido la República durante más de medio siglo no se explica más que por la esperanza que había suscitado».Habló Marías de la vida intelectual y universitaria durante la República, que él recordaba con especial claridad e interés, ya que coincidieron con sus años en la universidad. «La República tuvo mala suerte», dijo; «llegó a los dos años de la gran depresión económica; nació con hipotecas, como el Pacto de San Sebastián; se gobernó mediante coaliciones mal avenidas; predominó el negativismo, la excesiva politización, la polarización que llevó a la discordia; tuvo la hostilidad cerril de sus enemigos y el extremismo de gran parte de sus defensores».

Sin embargo, añadió Julián Marías, fue una época de gran esplendor intelectual, aunque no significó un incremento de creación intelectual y literaria: «Es en realidad en 1894 cuando empiezan a publicar los «nuevos», los que serán la generación del 98, y desde entonces se suceden sin interrupción libros espléndidos, a veces geniales».

« Si se comparan dos períodos iguales», dijo, «por ejemplo, los que van desde 1924 a 1930, y desde 1931 a 1936, se ve que es mayor el número de obras extraordinarias en el primero que en el segundo». «Sin embargo», continuó Marías, «la ventaja de este período afecta a las instituciones: se crean miles de escuelas, cientos de institutos, la Universidad de Santander y las misiones pedagógicas. «A eso hay que añadir que las autonomías universitarias dan una mayor perfección a las universidades, que ya habían mejorado mucho». Destacó Julián Marías el nivel altísimo que logró la Universidad de Madrid y, sobre todo, la facultad de Filosofía y Letras. En 1932 aumentó de forma considerable el número de muchachas estudiantes. Definió este lustro de la República corno un «breve lustro de oro» de la universidad.

Cultura y libertad

«Pero lo decisivo fue el horizonte de libertad general. Había una conciencia de empresa, un entusiasmo por la realidad de España, por su historia, su cultura. Había una crítica alerta, los libros tenían resonancia, aunque fuera con tiradas cortas. Ser intelectual tenía prestigio». Citó a la Revista de Occidente, Cruz y Raya y al periódico El Sol como medios de comunicación importantes de aquel período.«Pero la politización general produjo un descenso de la creación; demasiados intelectuales se dedicaron a la política más que a escribir o pensar; esa politización invadió los alrededores de la verdadera creación, sustituyó al talento». Terminó Julián Marías refiriéndose a que no hubo discordia entre los intelectuales hasta 1936, donde se produce entonces una escisión: entre los que permanecen fieles a su condición intelectual, aunque tomen partido, y aquellos que se entregan o dimiten por miedo, ambición o fanatismo. «Fue la guerra la que rompió y destruyó la vida intelectual, no ésta la que incitó a la guerra».

Este ciclo prosigue el próximo lunes, día 4 de mayo, con una conferencia de José Manuel Cuenca sobre la Iglesia en aquel período republicano. En días sucesivos hablarán Ernesto Giménez Caballero sobre La Residencia de Estudiantes y la Literatura, y Santiago Varela, sobre partidos políticos.

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