La indiferencia de un premiado

En conversación telefónica mantenida con José Angel Valente minutos después de serle concedido el Premio de la Crítica, el autor de Tres lecciones de tinieblas de elaraba a EL PAIS desde Francia que «ese galardón no significa estrictamente nada para mí».«Tal vez el jurado halle en este gesto una manera de autorredención», añadió, «pero yo me siento ajeno a tal ceremonial. A lo que no soy ajeno, como imposible lector, es a la crítica de poesía tan deplorable que suele hacerse en la Prensa española. Las raras excepciones que pueden hallarse en el jurado entenderán perfectamente este juicio y sospecho que incluso lo compartirán conmigo».

En 1960, José Angel Valente ya había obtenido este mismo premio con su libro Poemas a Lázaro: «Entonces sí significó algo, pues era mi segundo libro publicado. Por otra parte, desde entonces hasta el presente creo haber ido perdiendo la obscena carga de la vanidad. En estos momentos, valoraría un premio por el dinero que acarreara o por la estima que yo depositase en el jurado. En el caso presente, donde no aparece ninguna de esas dos circunstancias, tan sólo puedo reaccionar con unas grandes dosis de indiferencia».

Por otra parte, el escritor Pedro Vergés, que se encuentra desde hace unos meses en su país de origen, la República Dominicana, define su novela Sólo cenizas hallarás (Bolero), Premio Blasco Ibáñez, como «historia de la inmadurez, de la incapacidad de unos personajes para afrontar con la lucidez necesaria la grave crisis psicológica y política en que se ve sumido el país a raíz, de la dictadura trujillista».

Vergés residió desde los quince años en España. Se licenció en Filología Románica en Zaragoza e impartió clases en la Universidad de Barcelona. Pertenece al consejo de redacción de la revista catalana Hora de Poesía.