_
_
_
_

El Senado norteamericano va más lejos en el recorte presupuestario que el convaleciente Ronald Reagan

Mientras se realizan los preparativos para el traslado del presidente Ronald Reagan, que ayer despertó con ligera fiebre, a la Casa Blanca, previsto para la próxima semana, el Senado norteamericano ha aprobado por abrumadora mayoría unos recortes presupuestarios superiores a los pedidos por el propio jefe del Ejecutivo. Por otra parte, ayer se confirmó que las balas que utilizó Hirickley en el atentado eran explosivas.En una sorprendente votación, en la que la mayoría de los senadores demócratas se pasaron al bando republicano -las cifras cantan: 88 a favor y 10 en contra-, la Cámara alta decidió recortar el presupuesto para el presente año fiscal en cerca de 37.000 millones de dólares, es decir, 2.700 millones más de los solicitados por Reagan.

Detrás de este cruce de filas ,existen dos causas principales: un aumento de once puntos en la popularidad del presidente tras el atentado contra su vida del pasado lunes y el convencimiento de muchos senadores demócratas de que en los momentos actuales el mood, o sentimiento nacional norteamericano, está a favor de la política económica republicana, basada en la descentralización administrativa, el traspaso de programas federales a los Estados y municipios y la reducción de impuestos. En frase gráfica del senador Pete V. Dominici, republicano por Nuevo México, «el Senado ha recuperado el sentido común y, tras muchos años de centralización, se ha dado un pasó de gigante hacia la refederalización de Estados Unidos».

La composición del Senado en estos momentos es de 51 escaños republicanos contra 47 demócratas. Por tanto, en la votación, 37 demócratas se pasaron al bando opuesto.

El desencanto demócrata queda reflejado en la declaración del senador de este partido Alan Cranston, de California, líder demócrata en elSenado, al manifestar que, aunque el electorado votó en noviembre pasado contra la burocracia federal, «no creo que lo hicieran a Pavor del abandono de la obligación americana de ayudar a aquellos que más lo necesitan».

Entre tanto, y mientras el posoperatorio de Reagan continúa de forma tan optimista que un funcionario de la Casa Blanca ha declarado que el presidente estará en e 11600 de la Avenida de Pensilvania la próximasémana, el psiquiatra nombrado por el tribunal para determinar el estado mental de John W. Hinckley declaró ayer a éste «mentalmente capaz» para ser sometido ajuicio.

El doctor James L. Evans, que examinó durante tres horas al sospechoso en un acuartelamiento militar de Washington, al que fue trasladado desde la cárcel de los marines en Qantico (Virginia), manifestó que Hirickley «había demostrado que comprendía las acusaciones de las que era objeto y que era capaz de participar, con asesoramiento legal, en la preparación de su defensa».

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Más pruebas psiquiátricas

A pesar de la decisión médica, el juez federal William B. Bryant ordenó que el acusado fuese sometido a más pruebas psiquiátricas por un período de treinta a noventa días, con el fin de determinar si Hirickley era dueño de sus actos cuando disparó contra el presidente Reagan. A tal efecto, el detenido fue trasladado ayer, en medio de un impresionante dispositivo de seguridad, a la prisión federal de Butrier, en Carolina del Norte, un correccional que tiene adosada una unidad para tratamiento de posibles enfermos mentales.

Por otra parte, expertos en balística del FBI confirmaron que las balas disparadas en el atentado del pasado lunes fueron munición explosiva, de la marca Devastador. Este tipo de munición estalla al producirse el impacto de la bala. Los expertos federales no encuentran hasta el momento ninguna explicación al hecho misterioso de que algunas de las balas disparadas estallaron, como la que alcanzó al secretario de Prensa, Jim Brady, al oficial de la Policía Metropotana de Washington Thomas Delahanty, y, sin embargo, no ocurrió lo mismo con la que atravesó y se alojó en el pulmón izquierdo del presidente Reagan.

El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Larry Speakes, en un brifing a los periodistas en la Casa Blanca a mediodía (siete de la tarde, hora de Madrid), manifestó, después de confirmar la evolución favorable del presidente, que Reagan recibió por la mañana al secretario de Estado, Alexander Haig, y al de Defensa, Caspar Weinberger.

Haig entregó al presidente las cartas y telegramas procedentes de líderes mundiales enviados a éste con motivo de su atentado, entre ellos el del rey Juan Carlos.

Asimismo, informó que las primeras fotos en blanco y negro y color del presidente en el hospital serían distribuidas en la tarde de ayer.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_