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Debates sobre el porvenir del cine experimental español

La investigación de campos inéditos de expresión creadora de un lenguaje propiamente cinematográfico y unas condiciones es tructurales muy determinadas que condicionan su producción, son los rasgos distintivos del cine experimental español que permite acotarlo, dentro de márgenes elásticos, con respecto al otro cine que se hace en España. Esta fue la conclusión general de un debate sobre el tema que reunió el pasado martes, por primera vez en la historia, a un grupo de realizadores experimentales procedente de los principales centros de acción: Barcelona, Madrid y Valencia.Javier Aguirre, Juan Antonio Cadenas, Eduardo Momeñe, María Montes, Eugeni Bonet, Manuel Huerga, Juan Buffil y José Sierra intervinieron en este debate, que se celebró dentro de la Muestra de Cine Experimental Español organizada por el Aula de Cine de la Universidad Complutense de Madrid. La búsqueda de un lenguaje cinematográfico que rompa la estructura narrativa habitual en todo género de películas deudora de la literatura y del teatro como carácter definitorio del cine experimental, fue el punto de común acuerdo y de partida en torno al cual se desenvolvió el diálogo. «Hacer cine a partir de la cámara y no del guión; un cine basado en la imagen, el espacio y el tiempo, secuencial, pero no narrativo; un cine plástico», resumió Javier Aguirre la actitud del cineasta experimental. La preocupación por las investigaciones sobre el sonido, las dificultades por las características del formato super 8, fueron puntos que resaltó el autor de Che, Che, Che. «No siendo un genio es difícil investigar lo audiovisual, y muchas películas experimentales tienen un sonido como podrían tener otro», dijo. «Sin embargo, debería haber tanto rigor y experimentalismo en la imagen acústica como lo hay en la visual».

Formatos y subvenciones

Las ventajas e inconvenientes de los diversos formatos utilizados en el cine experimental y la repercusión positiva o negativa de una posible política de protección oficial, fueron los otros dos grandes temas del encuentro sobre los que se polemizó, sin llegar a ninguna conclusión final.Las características del super 8, soporte perecedero y fungible que puede llegar a distorsionar la percepción del espectador, fueron esgrimidas por los detractores de este formato, frente a quienes defendían sus posibilidades. En resumen, se apuntó a la libre elección de formato y al conocimiento de las limitaciones de cada uno como solución más adecuada a este problema.

En cuanto a las subvenciones y protección oficial, las opiniones a favor y en contra se fundieron en dos propuestas alternativas para superar las actuales dificultades de producción: forzar canales paralelos de exhibición y crear agrupaciones de realizadores de cine experimental en defensa de sus intereses. La reivindicación de los distintos formatos, en igualdad de apreciación cinematográfica, es continua entre los aficionados y profesionales, así como la posibilidad abierta de exhibir sus películas al público.

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