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Una publicación de la CEOE, contra el monopolio de televisión en España

«La televisión en España no responde al modelo de sociedad en la que está inserta, ni al consagrado por la Constitución, ni satisface, siquiera medianamente, la idiosincrasia, los deseos y las necesidades de su gran audiencia», se afirma en un extenso articulo aparecido en el último número de la revista Informes y Estudios que publican los servicios técnicos de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).

«El monopolio estatal», añade el citado artículo, «las interferencias políticas -incluso a través del consejo de administración- y la pobreza de la oferta televisiva restan credibilidad al sistema de programación e información vigente, tantas veces saldado con fracasos totales».La revista Informes y Estudios propugna a continuación un urgente replanteamiento del medio de comunicación más importante del país y la apertura de canales privados de televisión. No es explicable, en opinión de la revista de la CEOE, «que el Estado haya montado una gigantesca organización con unos 10.000 empleados y unos 30.000 millones de pesetas de presupuesto para llegar a esos específicos resultados».

El artículo expone, como argumentos en favor de esta opción, la actual pobreza de la oferta televisiva en España y los efectos negativos de Televisión Española y de su publicidad en los restantes medios de comunicación. Los españoles ven 35.000 millones de horas de televisión (porcentaje superior al número de horas anuales de trabajo -20.000 millones de horas- realizado por la población activa) y oyen la radio durante 25.000 millones de horas. El artículo señala que, según datos oficiales del Ministerio de Cultura, el 46% de los españoles no asiste al cine; el 58% no lee jamás un diario; el 72% no lee un libro ni asiste a una biblioteca, y el 84,5% no va al teatro. Aunque en España se ve la televisión durante más horas que las dedicadas al trabajo, la oferta de Televisión Española en horas de programas (alrededor de 6.000 horas anuales por las dos cadenas) es calificada como «exigua en cantidad, calidad y variedad», comparada con la oferta de las televisiones estatales y privadas de Italia, que asciende a 200.000 horas anuales de programas. Los autores del artículo comentan: «La televisión es hoy, en la España democrática, un bien escaso, uniforme y racionado, como sucede en los medios dirigidos de los países totalitarios.

El informe señala que la reciente ley de Estatuto no cambia el sistema de gestión. directa de RTVE por la Administración central, y recuerda que en 1971 se invirtieron 20.000 millones de pesetas para instalar tan sólo siete kilómetros de cable en Madrid y ocho kilómetros en Barcelona para la todavía inexistente televisión por cable. Los autores piden que se recurra a la banda de UHF, infrautilizada actualmente, para ofrecer al público una gran variedad de canales. Estos canales se adjudicarían para su explotación «a aquellas entidades que ppdieran garantizar el mejor cumplimiento de la categoría de servicio público que se asigna a la televisión en nuestro ordenamiento constitucional». El informe aboga de forma preferente, entre las posibles entidades concesionarias de los canales privados de televisión, por las empresas periodísticas».

"Crispación de la audiencia"

Respecto a la publicidad, la mencionada revista señala la «crispación de la audiencia» y la «preocupación del anunciante en una situación que lesiona los intereses de ambos. De los primeros, porque se ven abocados a ver una publicidad uniforme y excesiva en un medio que ellos mismos costean. De los segundos, que pagan precios elevadísimos por una publicidad cuya eficacia se reduce a causa de su abundancia, además de sufrir cierto rechazo de parte del público».Televisión Española ha ejercido durante los últimos años, según la publicación de la CEOE, una competencia «insoportable» y «desleal», tanto para el cine español como para las empresas periodísticas. «La horade televisión», se escribe, «le cuesta al espectador un promedio de 1,15 pesetas, y la hora de cine, contando solamente el precio de la entrada, viene a ser de sesenta pesetas». Se indica, además, que Televisión Española nunca respetó la cuota de pantalla que se exige a los exhibidores nacionales, ya que programa casi exclusivamente cine extranjero, y se asegura que la televisión privada reanimaría la demanda de producciones cinematográficas destinadas a la pequeña pantalla.

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