¿Depuración en el Ejercito?
El rey Juan Carlos lo ha reconocido: en el transcurso de la noche del golpe, la situación pendió de un hilo. «La cosa», dijo, haciendo un gesto significativo con la mano, «estuvo así, así ... ».España se parece hoy a esos enfermos que acaban de superar una crisis seria y que poco a poco se revela progresivamente la gravedad del mal que le afectaba. ( ... ).
El Ejército mismo va a proceder a su propio saneamiento. Juan Carlos lo ha querido e impuesto a los dirigentes civiles. Como también ha querido que las sanciones revistan el aspecto de una dura reacción. Para subrayar todavía más esta intención, el mismo ministro de Defensa agregó: «No habrá caza de brujas». ( ... )
Esto significa que no es necesario investigar demasiado profundamente en la clase militar. Y, sobre todo, no castigarla muy severamente, pues se corre el peligro de que el Ejército se instale en una actitud rabiosa, en el que se fermentan las tentaciones de lanzarse a la ilegalidad.
A las medidas legales y disciplinarias se añadirán, prudente y minuciosamente, una serie de cambios, iniciados por la sustitución de ocho, importantes jefes cuya actitud, sin llegar a ser sediciosa, dejó flotar serias dudas. Y que son reemplazados por hombres más seguros. Al mismo tiempo, se intentará que pasen las fuerzas del orden militarizadas bajo la autoridad de los civiles.
Este conjunto de suaves medidas ha sido preferido a una verdadera depuración del Ejército. Sin duda, un tratamiento de choque no era posible. De todas las instituciones heredadas del franquismo, el Ejército continúa intacto. Más todavía: su ética profesional está marcada por el espíritu de cruzada nacionalista, es decir, visceralmente hostil a las fuerzas de izquierda y ligada con pasión a la idea de la unidad de España. Es decir, que son los supervivientes del levantamiento franquista y que podrían sublevarÍse en nombre de la misma concepción del patriotismo contra un régimen democrático.
10 de marzo
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