Moebius: "Existe un universo paralelo y fantástico"
El dibujante francés Jean Giraud, más conocido por los seudónimos Gir y Moebius, declaró ayer en Madrid, donde participa como jurado del II Festival Internacional de Cine Imaginario y de Ciencia Ficción, que existe «un universo paralelo y fantástico». Uno de los mejores dibujantes de la historieta mundial, en línea con Corben, Druillet, Eisner, Crumb, Windsor-Smith, Pratt y otros pocos, está convencido de que «hay muchos mundos en el cosmos, pero hay más dentro de nosotros».Moebius, de 43 años, comienza en 1954 a dibujar historias de western y humorísticas en varias publicaciones; pasa a la revista Spirou como ayudante de Jijé. Como Moebius colabora en Hara-Kiri y en Metal Hurlant, a partir de 1974 revista del colectivo Los Humanoides Asociados, junto con Druillet, Dionnet y Farkas. Como Gir dibuja para Pilote la serie de El teniente Blueberry, con textos de Jean-Michel Charlier. Otras series y álbulmes de su producción son La deviation, Arzak, The long tomorrow, L'univers est bien petit, L'homme est-il bon? y El garaje hermético. Parte de este material se ha publicado en España en revistas especializadas, y dentro de dos semanas aparecerá la versión española de Metal Hurlant.
En cine, Moebius colaboró en Alien junto con Giger y Foss. Hace quince días regresó de Estados Unidos, donde intervino en la película Tron, de Steven Lisberger, producida por Walt Disney, un filme fantástico que presenta una historia en un mundo electrónico. Giraud desmiente que abandone temporalmente el tebeo para dedicarse al cine. «Me interesa mucho el cine imaginario y de ciencia ficción. El cine ofrece otra dimensión a lo fantástico, que se convierte en más real, con el movimiento y el sonido. La película Tron se compone de animación e imagen real. Durante un año trabajé en el proyecto de Duna, con Jodorowsky, que no se llegó a realizar, pero aprendí mucho en ese tiempo, al comprobar que los procesos de filmación y elaboración de una historieta son muy parecidos».
Para Jean Giraud, Moebius y Gir «son dos puntos distintos del mismo cuerpo», que en el tiempo tienen distintos desarrollos. En la actualidad, los dos participan en las planchas de una nueva aventura de Blueberry, y la serie John di Fool, que acaba de iniciar con textos de Jodorowky, una historia de ciencia ficción que comienza como una crónica negra y termina como magia cósmica.
La revelación
Los dibujos fantásticos de Moebius, desde Arzak a El garaje hermético, han estremecido de inquietud y placer a sus numerosos lectores. Declara que dibuja «por el placer visual», pero la relación mágica con su trabajo tiene un proceso de conocimiento, de revelación.
«Cada uno se comunica con un mundo que no es de la tierra, de nuestra época o dimensión; depende de cada uno, de su cultura, sus encuentros, su juventud. El dibujante Fosters, con El príncipe Valiente, era como un hombre de la Edad Media. Hay gente capaz de contactar con el pasado o con mundos del futuro, mundos de la imaginación, pero la imaginación es una manera de realidad. Arzak no es el nombre del pájaro o del hombre, es el mundo del universo, y en mi trabajo se trata de buscar imágenes precisas de ese mundo que yo no entendí».
México, Jodorowsky y Castaneda son sucesivas conexiones de Moebius. «A los dieciséis años fui por primera vez a México. Aprendí el español y fue una iniciación que me abrió las puertas definitivas. Conocí la vida de unos hombres mitad español y mitad indio. En aquella época, por su situación particular, no podía tener contacto con España; ahora tengo una relación mental y mágica. En 1975, el encuentro con Jodorowsky me provocó una nueva dirección en la búsqueda de ese universo y los libros de Carlos Castaneda significó una revelación y una luz particular. Este camino fue una cosa fantástica, ya que no intervino la razón. Las puertas que tenemos se pueden abrir a millones de mundos diferentes. El hombre moderno tiene la posibilidad de contactar mundos más interesantes y fantásticos, aunque a aveces se le impide su mente racional y un cuerpo demasiado duro».
Moebius regresa a su casa de los Pirineos, cerca de Pau, para seguir en ese «universo paralelo y fantástico» que traslada a sus dibujos. «Mi trabajo empieza a ser original, sin que se pueda concretar en una línea cercana a los dibujantes americanos o europeos». Admite que su obra es como un punto de contacto de su propio universo y todos los hombres, a través de sus lectores.
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