Examen cultural de las relaciones entre Francia y España

José María de Areilza, diputado por Coalición Democrática, y el redactor jefe de Le Monde, André Fontaine, experto en el tema de la guerra fría, inauguraron el martes pasado una serie de diálogos hispano-franceses, organizados por France Culture y Radio Nacional de España, que se celebrarán a lo largo de este mes en el Instituto Francés, con participación de importantes personalidades de ambos países, como José Luis L. Aranguren, Michel de Certeau, Fernando Savater, Robert Escarpit, José Vidal Beneyto, François Burricaud, Julián Marías, Christian Chabanis, Luis de Pablo, Jean-Claude Eloy, Miguel Artola, Didier Ozanam, Rafael Conte y Claude Roy.«El camino hacia Europa pasa por París», afirmó José María de Areilza en el curso de su intervención, en la que examinó la situación actual de la relación entre España y Francia, que abrió con una irónica referencia a la antipatía natural y recíproca que reina entre ambos países como buenos vecinos y, por tanto, rivales, aunque estén por otra parte «felizmente condenados a vivir en colaboración íntima».

«La integración en Europa es uno de los escasos puntos en los que se muestran unánimes todos los partidos del arco constitucional, y, además, sería un estímulo para la necesaria modernización de nuestra economía», destacó el conde de Motrico, como valores esenciales de esta integración.

André Fontaine, por su parte, recalcó las interferencias entre economía y política y el espíritu proteccionista «que en estos tiempos de crisis alienta la Comunidad Económica Europea, un club de socios, más o menos ricos, que imponen sus propias reglas de juego».

En el terreno de la defensa y posible alistamiento de España en el Pacto Atlántico, Areilza consideró que Europa debería afirmar su identidad en lo que se refiere a la política exterior «no para competir con la hegemonía de Estados Unidos en sus posturas de distensión, guerra fría o enfrentamiento ante la URSS, sino para matizarla». El redactor jefe de Le Monde admitió que Europa no tiene por qué ir a la zaga de Estados Unidos, pero recordó la necesidad de una unidad europea «cuya existencia no se puede garantizar por el momento».

«Cada minuto se gasta en el mundo un millón de dólares en la carrera armamentista, y a cada habitante de la Tierra nos corresponden cuatro toneladas métricas de TNT», fueron los impresionantes datos que citó André Fontaine con relación al tema. «Como dicen los chinos, no sabemos dónde vamos, pero todos los caminos nos llevan allí. Los responsables saben que conducen a lo peor, pero no son capaces de pensar una alternativa. Habría que buscar una nueva dimensión de reconocimiento entre el Este, el Oeste y el Tercer Mundo, crear una ambición común en torno a un relanzamiento económico basado en el aprovechamiento racional de las infinitas riquezas que exosten en el globo».

El delicado problema de las relaciones españolas con los países de la zona del Magreb, la cuestión del terrorismo vasco, así como la imitación, por parte de España, de los modelos franceses de centralización y descentralización, fueron otros tantos temas que se plantearon en el diálogo, al que siguió un debate.

Sobre la posibilidad de una mediación conjunta de España y Francia en la pacificación del norte de Africa, que sugirió José María de Areilza, André Fontaine se mostró bastante escéptico.