Los sueños de gente de peso

Cada vez es mayor el número de realizadores europeos que ruedan sus películas en América o que lo pretenden, al menos. Summers es, que se sepa, el primer español en llevarlo a cabo totalmente, con un tema cuya verdadera importancia sólo se alcanza a comprender conociendo el verdadero culto al cuerpo rendido y fomentado más allá del Atlántico. Tal importancia no le ha llevado, sin embargo, a la burla grotesca sino a la comedia sentimental, a una historia de amor mucho más difícil, dadas las características especiales de los protagonistas.La historia de estos dos marginados se desarrolla así sin estridencias, en una clave de humor que más tarde deriva hacia la sátira, en las secuencias finales. Si hubiera que buscar antecedentes a estos ángeles gordos que viven y aman como los demás mortales, a pesar de su peso, habría que remontarse a La niña de luto, aunque en este filme que cierra por ahora la carrera del director, no exista luto por ninguna parte sino ganas de vivir y una franca esperanza con que la historia acaba. Summers es uno de nuestros directores que mejor sabe hacer cine y ello salta a la vista en este relato impecable, tal vez un poco alargado, pero además su sensibilidad le ha apartado de los caminos habituales de la comedia actual. Frente a la astracanada de rigor, al humor disparatado, ha vuelto con su estilo particular donde los personajes no olvidan nunca su lado más digno y humano por más que carguen con el lastre de unos kilos de más o unos sueños menos.

Este mensaje de vida, dado en muy suaves tonos, entre el rosa y el amarillo, va dirigido en realidad, como las mejores películas de su autor, a gentes de cualquier peso y condición y ello supone lo esencial de la película, de este Summers que ha vuelto a renacer para encontrarse en el maltrecho páramo del cine español.