Enrique Llácer, un virtuoso de la percusión
La percusión alcanza en la música papel definitivo crece, su presencia en las obras orquestales y se independiza como solista o en grupos especializados tal los percusionistas de Estrasburgo o, entre nosotros, el Grupo de Percusión de Madrid. Circunstancias que han hecho posible y normal la formación y desenvolvimiento de auténticos virtuosistas que, cual magos, atienden en la escena toda una serie de instrumentos colocados en diversos grupos, tanto de afinación determinada como indeterminada.Uno de esos virtuosos, de tan larga carrera nacional como internacional, es el alcoyano Enrique Llácer, conocido entre sus compañeros por Régoli, apelativo o rigen ignoro, Conocedor del Mundo de la percusión en todos sus aspectos (incluido el jazz), Llácer, nacido en 1934, inició su formación como autodidacta y la completó luego en España y Estados Unidos. En el Real Conservatorioy como autor de un valioso libro, La batería, Llácer ejercita el magisterio práctico de la Orquesta Nacional basta tal punto que, no pocas veces, la atención del oyente se desvía del todo para centrarse en la perfección y el gran estilo, del percusionista.
Desde hace algunos años, siguiendo un uso inveterado entre los virtuosos de toda especialidad, Llácer inició su andadura como compositor. Fue primero un Divertimento para sexteto de viento, estrenado en Santiago de Compostela en 1975, y luego, dentro del ciclo de la Orquesta Nacional de España, intentó demostrar con Enmo, para percusión y orquesta, que su especialidad podía alcanzar carácter solista tan válido como el de cualquier otro instrumento o familia de ellos, sobre la base de un contenido musical y no en función de un virtuosismo todo lo diestro que se quiera, pero sin grandes horizontes en cuanto a contenido.
Realizado ensayo con total éxito, Llácer sigue trabajando en la misma dirección con resultados tanpositivos como el Due, para violín y percusión, y la Fantasía, para percusión sola. Dueño de un talante verdaderamente paganiniano, Enrique Llácer, al mismo tiempo, aborda páginas significativas de autores europeos y americanos (William Kraft, Genzmer, Montserrat Bellés, por, citar sus estrenos más recientes) y puede mantener una y otra vez, el interés del auditorio a lo largo de un concierto de duración normal.
La personalidad de Llácer ocupa un puesto destacado dentro de la interpretativa española, y viene a enriquecer el Catálogo de músicos alcoyanos, publicado en 1961 por Valor Calatayud.
Babelia
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