López Bravo y el cautiverio del cónsul Bëihl

Con verdadera sorpresa leo, en la página 11 del número de EL PAIS de 21 de los corrientes, la información incluida en un recuadro bajo el título «El cautiverio del cónsul Bëihl». Como su contenido no tiene la menor relación con la realidad de los hechos, me parece un deber el colaborar a la verdad.Cuando se produjo el secuestro del cónsul señor Bëihl, yo me hallaba en Bonn, en visita oficial, invitado por Walter Scheel.

Al poco tiempo de conocerse la noticia del secuestro, en las primeras horas de la mañana, me telefoneó el señor Sheel, para, con la mayor compresión y cordialidad, rogarme que tan lamentable hecho no modificase el programa de mi visita, produciéndose con la exquisita corrección en él habitual, no habiendo existido, ni entonces ni posteriormente, el menor condicionamiento ni relación entre el secuestro citado y el proceso de Burgos.

La conmutación de las penas de muerte impuestas en dicho proceso la decidió libremente el jefe del Estado, tras conocer la opinión favorable a la misma del Gobierno. Puedo asegurarle que al deliberar éste sobre el particular, en ningún momento se contempló la incidencia que la decisión pudiera tener en nuestras relaciones exteriores. /

Ex ministro de Asuntos Exteriores.