Pregunta del PSOE al Gobierno sobre el "afeitado"

El senador del PSOE por Valladolid Juan Antonio Arévalo Santiago ha dirigido una pregunta al Gobierno referida al afeitado de los toros, que se concreta en tres puntos:1. Resultado de los exámenes de las defensas de las reses en la Escuela Nacional de Sanidad Veterinaria desde que el Gobierno respondió a una pregunta similar el año último, y en la que aportaba datos referentes sólo a media temporada.

2. Cuál es la interpretación que da el Gobierno al artículo 134 del Reglamento Taurino cuando castiga con inhabilitación por un año al ganadero que comete tres infracciones.

3. Medidas que desarrollará la Administración en 1981 respecto a la vigencia del fraude.

La pregunta tiene mucho fondo y la clave está precisamente en el punto dos, pues hasta ahora la Administración ha interpretado de forma excesivamente favorable a los ganaderos lo reglamentado sobre inhabilitación. Dice el Reglamento Taurino que se producirá a la tercera infracción por afeitado, lo cual hace suponer que cuando resulta comprobado que un ganadero ha afeitado tres reses se le debe aplicar la prevista inhabilitación por un año. Sin embargo, en la práctica, el Ministerio del Interior procede de la siguiente forma: tiene en cuenta las sanciones producidas en el transcurso de la temporada, y cuando se inicia la siguiente, parte de cero y no considera ni siquiera reincidente al ganadero que ya fue multado el año anterior. Y además, aunque las sanciones económicas las aplica por cada res, entiende la reincidencia por fechas o corridas celebradas. Es decir, que si un ganadero afeita dos corridas enteras, aunque sean de ocho toros (dieciséis reses en total), no incurre en inhabilitación, y en cambio sí merece esta sanción aquel que sólo afeitó tres astados si cada uno se lidió en otras tantas corridas.

Con este curioso criterio, los ganaderos infractores esperan a que la segunda infracción se descubra, y, cuando esto ocurre, dejan de lidiar sus productos por el resto de la temporada, para que no haya tercera sanción, que supondría inhabilitación. Y al año siguiente empiezan de nuevo desde cero, tan limpios de antecedentes como los ganaderos honestos que no permiten en absoluto que se manipulen sus toros.