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Reedición de "Pasado y futuro de Bilbao" de Indalecio Prieto

Presentada la nueva editorial El Sitio

«La actualidad del liberalismo, más como talante que como ideología, se ve reforzada hoy en Bilbao por el hecho de que aquí siguen mandando los carlistas». El escritor Gregorio San Juan se mostró así de irónico y contundente a la hora de explicar las razones de la creación de una editorial que llevará por nombre El Sitio, es decir, el sitio del Bilbao liberal por las tropas carlistas.

La primera publicación de esta editorial será precisamente el libro de Indalecio Prieto, el líder socialista bilbaíno, editor en su día del diario El Liberal, Pasado y futuro de Bilbao, y al que sus paisanos contemporáneos siguen negando el pan y la sal, y hasta la presencia de su nombre en el callejero de la villa.Hasta 75 nombres de poetas y eruditos vascólogos, pero también de futbolistas y miembros de otras dignas profesiones- han pasado hasta el momento por delante de Prieto a la hora de encontrar nombres de bilbainos ilustres para sustituir a los que sirvieron para denominar las calles de la capital vizcaína durante el anterior régimen. Fue precisamente tras recordar esta actitud del partido mayoritario en el Ayuntamiento de Bilbao cuando Gregorio San Juan hizo el comentario sobre la pervivencia del talante «carlista» como símbolo de la intransigencia a la que Prieto, que afirmó ser «socialista a fuer de liberal», opuso su actitud de tolerancia hacia las ideas de los demás.

Amistad sincera, por encima de las diferencias ideológicas

Alfonso Carlos Saiz Valdivielso, prologuista del ahora reeditado y ayer presentado Pasado y futuro de Bilbao, resaltó a este respecto la entrañable amistad que durante toda su vida profesó Indalecio Prieto al arquitecto Ricardo de Bastida, a quien, pese a sus ideas clericales y derechistas, nombró presidente de la comisión encargada de la reordenación del transporte férreo del Gran Bilbao, cuando fue ministro de Obras Públicas. La obra presentada ayer recoge tres conferencias pronunciadas en 1946 en la ciudad de México ante un auditorio de exiliados vizcaínos, y en torno, justamente, a los planes que Prieto concibió a su paso por dicho Ministerio para poner orden al ya creciente caos urbanístico del Bilbao industrial de los años treinta. Las charlas incluyen buen número de referencias al pasado de la villa, con emotiva rememoración de algunos de los tipos más populares y características que conociera Prieto en su infancia y primera juventud.

Bilbao, bastión liberal

Sobre la nueva editorial, sus promotores resaltaron el sentido del nombre elegido, El Sitio, que es el de la sociedad cultural creada para conmemorar la resistencia del Bilbao liberal durante la segunda guerra carlista, retratada por Unamuno en su Paz en la guerra, y en cuya tribuna intervinieron figuras como el propio Unamuno, Ortega, Fernando de los Ríos, Manuel Azaña, Canaléjas, Gumersindo de Azcárate, etcétera. Una recopilación de estas conferencias, pronunciadas en la sede de la sociedad -en cuya biblioteca leyó Unamuno en su niñez a Kierkegaard, entre otros muchos autores, y que fue incautada por la Junta de Responsabilidades Políticas tras la entrada de las tropas franquistas en Bilbao-, figura entre los proyectos inmediatos de la editorial. También la reedición del hoy inencontrable, al menos en versión íntegra, De Fuerteventura a París, que publicó Unamuno en 1925, así como la de las dos «novelas sociales» del también bilbaíno Julián de Zugazagoitia, que sería director de El Liberal, y, luego, en vísperas ya de la guerra, de El Socialista.El crítico literario Angel Ortiz Alfau, que también figura entre los promotores de la editorial El Sitio, resaltó la finura de Indalecio Prieto como escritor y articulista de talento y anunció la próxima edición de sus Crónicas parlamentarias, 311 en total, enviadas por teléfono a la redacción de El Liberal, y en las que, dijo Alfau, «junto a su ironía incomparable para el ataque político, puede advertirse su profundo respeto por las ideas de los demás, respeto que incluye elogios para rivales políticos a los que, como el propio presidente nacionalista José Antonio Aguirre, distinguió siempre con su amistad, porque para él la política ni lo era todo, ni siquiera lo más importante».

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