Los restos incinerados de Kosiguin fueron depositados en una urna al pie de las murallas del Kremlin
Una gran solemnidad rodeó ayer el homenaje póstumo al ex presidente del Consejo de Ministros soviético, Alexei Kosiguin, fallecido el pasado jueves a consecuencia de un paro cardiaco, a los 76 años de edad. Sus restos incinerados fueron depositados con gran ceremioniosidad al pie de las murallas del Kremlin, detrás de la tumba de Lenin, en la plaza Roja de Moscú. El acto duro escasamente tres cuartos de hora y fue retransmitido en ditecto, por la radio y la televisión, a todo el territorio de la URSS.
Todos los altos jefes del partido y el Gobierno de la Unión Soviética, encabezados por Leónidas Breznev -visiblemente emocionado-, estuvieron presentes en la plaza Roja para dar el último adiós al que durante dieciséis años fue jefe del Gobierno hasta que su estado de salud le forzó a dimitir, el pasado mes deoctubre.Con puntualidad militar, a las doce, hora de Moscú, el cortejo fúnebre hizo su entrada en la gran plaza, donde tienen lugar las ceremonias más importantes del Estado soviético, y en la que el escenario ritual estaba preparado desde hacía varias horas.
La urna que contenía las cenizas de Kosiguin iba en un, furgón arrastrado por un vehículo militar acorazado, flanqueado por soldados con la bayoneta calada y el fusil al hombro, y detrás caminaban los familiares del difunto y los miembros de la comisión estatal encargada de las honras póstumas.
A paso lento, y a los acordes de una marcha fúnebre, las altas jerarquías del partido, el Estado, el Gobierno y el Ejército soviéticos llevaron las condecoraciones y el retrato de KoIguin y los depositaron, junto con la urna funeraria, a los pies del mausoleo de Lenin, mientras los miembros del Politburó ocupaban sus puestos, por orden de rango, en lo alto del túmulo donde se conserva embalsamado el cadáver del fundador del partido y el Estado soviéticos.
El jefe del Gobierno de la URSS, Nikolai Tijonov; el ministro de la Industria Ligera (cargo que ocupó Kosiguin muchos años), un héroe del trabajo de Leningrado, y el jefe del partido de la región de Moscú fueron los encargados de los discursos.
Todos ellos hicieron resaltar los méritos de Kosiguin como destacado constructor del soc lalismo en la Unión Soviética, y su dedicación a la «felicidad y el bienestar de su pueblo».
Tijonov destacó también la modestia del fallecido ex dirigente, y el respeto que su conducta mereció a cuantos trabajaron con él.
A hombros de BrezneV y Tijonov, los máxinios jefes del partido y del Gobierno soviéticos, la urna con las cenizas fue llevada, por fin, al pie de las murallas del Kremlin, y Tijonov fue el encargado de depositarlas en el hueco previsto.
Mientras, los sones del himno de la URSS y las salvas de los cañonazos ponían el contrapunto heroico a la despedida del hombre callado, trabajador y fiel a su partido y a sus jefes que fue siempre Kosiguin.
A la izquierda del mausoleo se distinguían en las tribunas numerosos representantes diplomáticos de países occidentales, entre ellos los embajadores de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
El matutino Pravda publicó ayer en primera página una gran foto en la que podía ferse a Leónidas Breznev rodeado de otros miembros del Politburó, haciendo guardia de honor ante los restos del exjefe de Gobierno.
En Pekín, el viceministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Youping, presentó ayer en la Embajada soviética ¡as condolencias de su Gobierno por la muerte de Kosiguin, según informó la agencia oficial Nueva China. La muerte del político soviético había sido reflejada brevemente en la Prensa china.
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