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Milstein, un científico argentino al que "robaron" la patente

El descubrimiento de los hibridomas presenta un aspecto comercial extraordinariamente importante, vistas sus posibilidades de producción masiva de anticuerpos específicos contra la mayor parte de las enfermedades y contra los rechazos en los injetos o trasplantes.Lo curioso del caso es que la patente de la técnica de laboratorio que permite la obtención de los hibridomas no le pertenece al descubridor de tal técnica, el investigador argentino Milstein, sino a un investigador del Wistar Institute de Filadelfia, Hilary Koprowski.

Cuando Milstein describió, en 1975, por primera vez, la obtención de hibridomas, no tuvo el menor inconveniente en transmitir a todos los colegas que se lo pidieron los datos necesarios para que ellos, a su vez, experirnentaran en la misma línea de investigación. Este comportamiento era fomentado en el pasado por el British Medical Research Council, para el que trabaja Milstein. Cuando éste enviaba muestras o datos sobre su procedimiento, sólo pedía a los que los recibían que no patentasen los hibridomas obtenidos a partir de las células enviadas, y que no los cediesen a terceras personas.

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Sin embargo, el 23 de octubre de 1979, Koprowski patentó la producción de anticuerpos a partir de células tumorales, y el 1 de abril de 1980, el mismo investigador patentó la producción de anticuerpos contra antígenos virales.

Se debate una cuestión sobre la vida misma

Milstein no ha encontrado entre sus papeles el compromiso escrito por parte de Koprowski para no patentar su procedimiento, pero asegura habérselo exigido a todos aquellos a quienes les envió sus pruebas. Por su parte, los colegas de Koprowski niegan que hubiese ninguna restricción, y consideran normal que éste haya patentado el procedimiento.En todo caso, lo que está en cuestión es una patente sobre la vida misma. De hecho, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha presentado restricciones a algunas patentes que se referían a ciertas formas de vida, especialmente en la investigación genética. No obstante, en un principio las dos patentes de Koprowski han sido aceptadas.

Todo esto no sería más que una anécdota más sobre la ingenuidad de unos investigadores y la «vista» comercial de otros, si no fuera porque el descubrimiento de los hibridomas puede muy bien revolucionar el mundo farmacéutico, al potenciar la producción de anticuerpos específicos contra numerosas enfermedades, lo que, por una parte, arrinconará muchos productos actuales, y, por otra, enriquecerá de forma importante a aquéllos que exploten la patente de las técnicas ideadas por Milstein.

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