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El Senado estudia los Presupuestos en un clima de lamentaciones

Sin ninguna modificación en el texto remitido por el Congreso, en un clima de impotencia y lamentaciones por el triste papel de la Cámara Alta en las discusiones de esta ley, ayer comenzó el debate de los Presupuestos Generales del Estado para 1981 en el Pleno del Senado. La sesión, que se inició a primeras horas de la tarde, continuará durante la jornada de hoy.A primeras horas de la tarde y durante algunos minutos estuvieron presentes en la sesión el vicepresidente económico, Leopoldo Calvo Sotelo, y los ministros de Agricultura, Trabajo, Sanidad y Seguridad Social y Hacienda. El único que intervino fue este último que, mediante un discurso en el que no se aportaban novedades sustanciales sobre los últimos pronunciamientos gubernamentales en política económica, solicitó el voto afirmativo para el proyecto de ley.

El ministro de Hacienda, Jaime García Añoveros, se refirió a las dificultades de los países de la Comunidad Europea y España ante los nuevos incrementos de los precios del petróleo, pero -añadió- «existen muchas cosas que hacer en nuestra economía. Tenemos, y esto es importante subrayarlo, unos razonables márgenes de maniobra en nuestra política económica interna que debemos utilizar, y en tal sentido está orientada la acción del Gobierno y la estructura de los Presupuestos del Estado para el próximo año».

A continuación, fueron defendidos por socialistas y nacionalistas vascos dos vetos alproyecto, que de haber prosperado hubiera supuesto la devolución del mismo al Congreso. La cómoda mayoría de UCD, cumpliendo su advertencia inicial de que no estaban dispuestos a modificar ni una sola coma, derrotó estos vetos y las posteriores enmiendas a la totalidad de las distintas secciones (Tribunal Constitucional, presidencia del Gobierno, asuntos exteriores y justicia, entre otras).

Las argumentaciones de la oposición fueron una reiteración de las ya expresadas en los debates del Congreso por sus respectivas farmaciones: críticas a las medidas fiscales, que consideran regresivas, a la cuantía de las inversiones y a su distribución regional, que consideran insuficientes, y a la política gubemamental de empleo.

Pese a que no se prevé modificación alguna, lo más sobresaliente de estos debates -según pudo saber EL PAIS en los pasillos del Senado- se va a circunscribir a tres aspectos que pasaron casi vertidos en el Congreso. La pérdida de la compatibilidad formal entre el trabajo en la Administración pública y en la enseñanza, que, al figurar en el artículo quince (incompatibilidades) como salvaguarda y ser suprimido éste en el Congreso, ha quedado en el aire. El artículo 38, que se combatió -por presunta incompatibilidad- sin éxito en la Cámara Baja, y que puede suponer, según el senador socialista Subirats, una auténtica sinecura fiscal para los patrimonios basados en valores que no cotizan en bolsa; y la sección de Comercio, donde las cantidades dedicadas a turismo son ridículas.

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