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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Los franquismos

Encuentro en un libro reciente, al que me parece que ya me he referido, una idea que para mí resulta fascinante, por su carácter sociopoético (idea que también he glosado de pasada), y es la de los franquismos sucesivos o simultáneos, que compusieron/¿componen? el franquismo.Franco lo dijo:

-El Régimen se sucede a sí mismo.

Y se estaba sucediendo todos los días.

Eso que la gente entendía como previsión sucesoria para el futuro era una cosa que pasaba cada lunes y cada martes. El arma secreta y el ajedrez automático de aquel general superlativo era manejar varios franquismos al mismo tiempo, de manera que hemos vivido durante muchos años un sistema pluralista que consistía en que cada mañana el zar habitaba un Palacio de Invierno distinto (Opus, democristianos, Falange, poderes fáctico/tácticos, Iglesia o palio), pero el zar era siempre el mismo, como lo son algunos santos bajo diversas advocaciones. Hay que ser monoteísta del politeísmo:

-O a la inversa, oiga.

-Y usted que lo diga.

Ni Franco, ni el franquismo hubieran aguantado sin los franquismos, como Madrid no sería nada sin los madriles. Acabo de ilustrar con mi prosa un gran libro de ilustraciones asombrosas, cheli/underground, sobre Madrid, que ha hecho el dibujante Alfredo, y desde dentro de ese libro he comprendido que Madrid no es sino los madriles apoyándose unos en otros, adunándose, que una ciudad no es otra cosa que un sistema planetario /municipal de tensiones y contraposiciones.

Aquel Régimen inmovilista no paraba de moverse y por eso duró tanto. Cosa que recuerdo, no por hacer anatomía política que otros han hecho mucho mejor que yo y más a tiempo, sino que cuanto los franquismos vigentes/hormigueantes explican un poco el inexplicable presente a que asistimos desasistidos.

Me explico: la ucedé se ha autoespectrografiado a la larga como una antología de franquismos en litigio: los socialcatólicos, los de Gil Robles, los de Martín Villa o nevaditos (de las montañas nevadas), los de Lavilla Aisina, los de Luis Ápostúa (que a lo mejor es él solo), los del Movimiento, los de la televisión en palcolor que tú bordaste en rojo ayer, los de la Administración y hasta los del Ayuntamiento.

Fernández-Ordóñez, González-Seara y otros socialdemócratas, demócratas y liberales en quienes Suárez quiere aprender/ enseñar democracia son los anticuerpos que ayudan a mantener y equilibrar el cuerpo incorpóreo de la ucedé. Lo que supervive hoy en la sociedad española, con la democracia o contra ella, no es el franquismo, que murió naturalmente con Franco, sino más exactamente los franquismos, por los que Franco pasó alguna vez, como los antiguos monarcas por un palacio real, de camino en el que pernoctaron una sola noche de su vida.

A Giménez-Caballero le llamó una vez Franco, en una recepción, y le dijo:

-¿Y usted, Giménez, por qué no habrá sido nunca ministro?

Desde entonces, aquel hombre quedó tocado y se ha preguntado eternamente que fuerza abstracta y abstrusa se interponía entre él, que quería ser ministro de Franco, y el propio Franco, que quería tenerle de ministro.

Así, todos los que un día fueron tocados, interrogados, ironizados por el general ironista y gallego, todos aquellos en quien el Caudillo ecuestre pernoctó una noche (o así lo imaginan, sueñan, inventan), se erigen hoy en espadañas de franquismos incluso encontrados entre sí (Fraga contra los franquistas de ucedé, residuales o no), Franco lo dejó todo atado, menos el franquismo.

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