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Günter Grass: "¿Y si los alemanes se extinguiesen?"

Polémico ensayo del autor alemán sobre el descenso de la natalidad en la RFA

El escritor alemán Günter Grass acaba de publicar en su país un libro inquietante y polémico cuya tesis se le ocurrió mientras paseaba por una ciudad superpoblada de Asia. ¿Qué ocurriría, se dijo, si toda la población china, o india, se trasladara a un ambiente típicamente germano? Producto de esa reflexión fue, esta propuesta: ¿Y si, a causa del descenso de la natalidad, los alemanes se extinguiesen? El titulo del libro es, justamente, Nacimientos de cabeza: los alemanes se extinguen. La polémica sobre ese volumen ensayístico coincide con la publicación estos días en España, por la Editorial Alfaguara, de otra obra controvertida de Grass, El rodaballo. En esta página se analiza la historia reciente del trabajo del novelista y se ofrece la crónica de una curiosa experiencia: Grass es uno de los pocos autores del mundo que se reúne cada año, colectivamente, con todos los que le traducen a las más diversas lenguas.

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Traducir "El rodaballo"

Cuando El rodaballo aparece en España, tres años después de su presentación en Alemania, Günter Grass hace ya tiempo que está de vuelta de un largo viaje por Extremo Oriente y Africa, han transcurrido dos estaciones que él ha consagrado a promocionar su último ensayo, que no novela, y aún no se ha recuperado de la desaparición de su buen amigo Nicolás Born, muerto de cáncer a los cuarenta años. El ojo del descubridor se llama un libro de poemas de éste, y el título parecía ideado para la nueva etapa de Günter Grass. ¿Dónde tengo la cabeza?, título anterior de otro volumen de Born, tampoco se distancia del de la última obra de Grass: Nacimientos de cabeza. El escritor berlinés ha dedicado a su amigo muerto este relativamente breve ensayo (182 páginas, frente a las 699 de El rodaballo), porque, «desde que estás muerto, me siento más viejo».Günter Grass, 53 años, se ha pasado con toda su impedimenta al bando de los descubridores y ha fichado por el Goethe Institut para actuar de pregonero de la cultura alemana en los enclaves extranjeros. Alexander von Humbold también era berlinés, y amigo de Goethe, y descubrió familias enteras de mariposas en América Latina, y fue huésped del libertador Bolívar. Grass-Humbold ha sido huésped de Pekín y de Nyerere, y de sus viajes por el Asia monzónica y el Africa reseca se ha traído una conclusión que ha pasado a los folios en sólo dos meses y que, desde el verano, se mantiene entre los primeros títulos del mercado del libro alemán: Nacimientos de cabeza: los alemanes se extinguen. Desde que el 8 de junio de 1969 se creara el llamado Grupo de los 47, con participación destacada de Grass y Heinrich Boll, la literatura alemana ha ido progresando hacia un planteamiento radical de la temática. Al final, las reivindicaciones de los Apos -oposición extraparlamentaria de 1968- han ido a remansar en retazos de obras como El rodaballo y los Nacimientos de cabeza, y, también, como consecuencia simbólica, han quedado contestadas en forma de cuarterones chamuscados en la puerta de la casa de Grass, en la Niedstrasse berlinesa: el escritor se niega a cambiar su puerta, atacada por neonazis con sustancias incendiarias en represalia contra su combativo moralismo.

"Grass y sus mujeres"

En El rodaballo, Günter Grass alcanza, según el crítico Marcel Reich-Ranicki, la cima de su dominio del idioma: es, con Wolfgang Koeppen, el escritor contemporáneo que mayor maestría ha conseguido en este oficio. El mismo crítico ve, sin embargo, en esta obra un intento fallido respecto de las pretensiones iniciales de su autor, aunque dos capítulos del libro sean realmente antológicos.La crítica ve una directa relación entre la novela y la vieja leyenda alemana El pescador y su mujer, en la que el rodaballo, que recupera su libertad por voluntad del hombre, se convierte en consejero de éste de por vida. El amplio panóptico que es la novela, que ahora se publica en España, debería enlazar con la lectura de Nacimientos de cabeza (aún no traducida) para comprender adecuadamente la trayectoria última de Günter Grass: el impenitente personalista hace, en esta obra, que su biografía comience diez años antes, según él mismo.

Grass no es, y también él lo ha repetido varias veces, un simple espectador por naturaleza. Quiere ser actor del medio en que vive: «Quizá, bajo Hitler, hubiese sido un poeta nazi». En la vida real es un propagandista activo de la socialdemocracia aquí y de la cultura alemana allí. Paseando por las calles de Shangai, un día de otoño de 1979, se le ocurrió preguntarse que ocurriría en el mundo si en el planeta hubiese 950 millones de alemanes, por ejemplo, 100 millones de sajones y 120 millones de suavos, ¿cómo sería una «nueva China» poblada por germanos? Pero las estadísticas no apuntan por ahí, sino todo lo contrario: en veinte años; a este paso, por la disminución de nacimientos, habrá dejado de existir el pueblo alemán. Y Grass se resiste a aceptar las estadísticas.

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