Crece la tensión y aumentan los rumores
Rumores y hechos se confunden dramáticamente ante la llegada de la Navidad en Polonia. Se habla del paso de cuatro divisiones «fantasmas» soviéticas (60.000 hombres) camino de la República Democrática Alemana; se asegura que el propio Stalislaw Kania, primer secretario del partido comunista (POUP), así se lo hizo saber al presidente de la Asociación de la Prensa de Polonia, Stefan Bralkowski. Nadie las ha visto y los mentís se suceden.Pero el rumor ahí quedó, sobre la nieve que cubre Varsovia. Y se coló de rondón en la reunión que ayer inició la directiva nacional de la confederación sindical independiente Solidaridad, que hoy deberá configurar definitivamente, en Gdansk, su organización territorial.
Aunque la vida sigue su ritmo, la economía continúa empeorando. Las colas son cada vez más largas, y los cotilleos, pan de cada día.
Se comenta que ya han comenzado, en diversas regiones rurales, la confiscación de las escopetas de caza.
Pero no sólo de rumores viven los polacos. El lunes se presentó en Varsovia el documental Obreros 80, del cineasta Andrzej Wajda, rodado en los astilleros Lenin, sobre las negociaciones entre el Gobierno y los huelguistas. Fue la primera y, por ahora, la última proyección. Setenta copias estaban a punto de ser distribuidas, millares de entradas se habían vendido ya en toda Polonia, todo estaba en regla, pero la difusión de la película ha sido «retrasada». Se trata de un hecho, quizá de un símbolo.
La Asociación de Cineastas de Polonia ha calificado el incidente de «grave error político.... que contradice flagrantemente el espíritu de los acuerdos de Gdansk».
Aunque los medios de comunicación polacos apenas si se hacen eco de las advertencias de la OTAN y de la Casa Blanca, en torno a una posible invasión soviética, los radioescuchas se encargan de difundirlas entre la población. Y aunque los polacos no dan la impresión de darse por aludidos, difícilmente pueden esconder el temor de que ocurra algo irreparable.
El Gobierno, la Iglesia católica y los militares polacos multiplican sus llamamientos para que la tensión se mantenga bajo control. La comisión mixta Gobierno episcopado acaba de resaltar la importancia de que los polacos permanezcan unidos, sin distinción de ideología o credo político, «para afianzar la existencia del estado y salir a flote de la crisis».
Los agricultores amenazan
Pero la situación sigue complicándose. Los agricultores amenazan con ir a la huelga si no se reconocen legalmente sus sindicatos. Un portavoz gubernamental ha dejado en claro que los campesinos autónomos con tierras propias, al no ser trabajadores pagados, no tienen derecho a crear sindicatos.
El Ejército polaco, a través de su publicación Zolnierz Wolnosci, ha dado a entender que, si la «agitación social» se recrudece, se verá obligado a intervenir para restaurar el orden. Junto con la advertencia, el portavoz militar asegura que las fuerzas armadas «se mantendrán en guardia en este Estado constituido y conquistado bajo el liderazgo de nuestro partido (comunista)».
Y añade: «El propio Ejército, sus representantes, están siendo también objeto de ataques más o menos velados. Nuestra respuesta será digna, comedida, pero decisiva».
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