Presentación del libro "La tribu" de Manuel Leguineche
«Este libro sugestivo y revelador es especialmente importante por tratar un tema que España desconoce injustamente: el tema de Guinea», dijo Juan Luis Cebrián, director de EL PAIS, durante su presentación del libro La tribu, del periodista Manuel Leguineche, que acaba de publicar la editorial Argos Vergara. El acto se celebró ayer en el Club Internacional de Prensa de Madrid, y asistieron numerosos periodistas, entre ellos muchos de los aludidos en el propio libro, corresponsales de los diversos medios de comunicación que han coincidido con el autor en numerosos viajes a diversos conflictos mundiales.Definió Juan Luis Cebrián los dos temas del libro, en primer lugar la peripecia política del golpe contra Macías y, posteriormente, la aventura de los enviados especiales. «La parte política», dijo, «es la que me ha interesado más. Guinea Ecuatorial es la única colonia negra que tuvo España y una de las pocas, tal vez también la única, que tiene auténticos rasgos coloniales. Se ve en Guinea la absoluta explotación de la colonia por la metrópolis, la absoluta falta de actividad cultural».
«La vida guineana se ha mantenido perfectamente desconocida», añadió, «antes de Macías y durante la dictadura de Macías. La censura de Carrero Blanco, primero, y de los primeros tiempos de la democracia, después, han mantenido silenciada la intervención de determinadas familias españolas en la marcha del país colonial. Ahora, la corrupción política de Macías parece reverdecer con Teodoro, y hay sospechas de que buena parte del dinero de la ayuda española y otros países puede ir a parar a sobornos y otros malos usos». Hizo hincapié Juan Luis Cebrián en el carácter revelador de algunas anécdotas e historias acerca de la condición sanguinaria del dictador caído.
Se refirió de manera irónica al segundo tema que vertebra el libro. «Es una historia de periodistas para que la lean y la entiendan los periodistas». Oblicuamente, señaló que Manuel Leguineche había dulcificado la mala vida de los enviados especiales, hasta conseguir que el lector tuviera la impresión de que en realidad «se lo pasaban bastante bien». Terminó diciendo que libros como el de Manuel Leguineche están en la línea de los Conrad y los Mark Twain, que hicieron de libros de viajes grandes novelas.
