Mañana se reune el Comité Central del Partido Comunista Polaco
En vísperas de la apertura, mañana, del séptimo pleno del Comité Central del Partido Comunista Polaco (POUP), Varsovia ha solicitado a la Unión Soviética un préstamo de 8.000 millones de dólares (casi 600.000 millones de pesetas) para pagar su deuda exterior, según se supo en Moscú con ocasión de la llegada, el viernes, del ministro de Fininzas polaco, Marian Krzak.La situación económica, junto a las relaciones entre los nuevos sindicatos independientes y el POUP, figuran como temas principales a tratar por el Comité Central, el cual deberá fijar asiraismo la fecha del próximo congreso extraordinario, esperado impacientemente por las bases del partido y los cuadros más pragmáticos.
Se prevén asimismo cambios significativos en la dirección del partido, que encabeza Stanislaw Kania. El secretario general del POUP se reunió ayer en Varsovia con los secretarios locales del partido, subrayando la necesidad de incrementar los esfuerzos para consolidar el aparato.
Posible presión soviética
No se descarta la posibilidad de que Moscú aproveche la visita de Krazak para insistir en la necesidad de un mayor control sobre las actividades de la cada vez más influyente confederación Solidaridad, bajo la amenaza de tomar cartas en el asunto, aunque no necesariamente desde el punto de vista militar.
En unas declaraciones hechas por el canciller austríaco, Bruno Kreisky, al diario Die Welt, de la RepúbEca Federal de Alemania, el político socialista cree que tan sólo dos razones han impedido hasta ahora una invasión de Polonia por parte de las tropas soviéticas: el proceso de la distensión y el temor a las repercusiones internacionales. Por otra parte, recurrir a «medios militares» ante el problema polaco no serviría más que para prender la chispa y provocar «un sangriento combate en cada fábrica» del país, en opinión de Kreisky.
El cardenal Stefan Wyszyriski, primado de Polonia, hace gala de un menor alarmismo en la entrevista concedida a Figaro Magazine, de París. Tras mostrarse convencido de que «la nación polaca goza de un alto sentido común», el prelado se refiere a los conflictos laborables que se suceden en Polonia como « muestra de la creciente responsabilidad de la nación en el desúrollo de la vida social y económica». Al preguntársele sobre las manifestaciones de fe por parte de los trabajadores de los astilleros navales y de los obreros de las fábricas, Stafan Wyzyriski las califica como «fruto de la profunda religiosidad del pueblo polaco», que está acostumbrado, «en los momentos difíciles y peligrosos, a hacer un llamamiento a la Iglesia..., como ocurre ahora»
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