Una directora y una actriz
Todos los autores se reflejan en sus obras, y más lógicamente cuando pretenden hacerlo. En esta tercera película de su breve pero accidentada filmografía, Pilar Miró ha decidido opinar libre y directamente sobre el mundo inmediato que le rodea, no ya sólo en función de sus propias emociones personales, sino también, como extensión, de las de quienes pueden sentirse reflejados en las actitudes de la protagonista. Si se decía antes que el teatro era una habitación a la que faltaba una de sus paredes, Gary Cooper, que estás en los cielos, es un diario íntimo al que nos asomamos de sopetón, sin anuncio previo, sin necesidad de conocer los antecedentes de las situaciones que vamos viendo, sin una presentación tradicional que finalmente sobraría. La película se abre a la curiosidad del espectador con las elipsis y sobreentendidos, que ofrece cualquier persona a la que se acaba de conocer, pero también con la garra de quien, en definitiva, resulta ser un espejo.Con crueldad y ternura, Pilar Miró nos va conduciendo por un túnel de emociones que forman el balance de toda una vida. Cierto que en ese balance el tratamiento de algunos personajes no encuentran la misma definición y complejidad del de la protagonista, sobre todo en lo que a los personajes masculinos se refiere. Pero quizá haya que entenderlo en función de la carga de sinceridad en que se basa el personaje central: una mujer de cuarenta años a la que dentro de tres días intervendrán quirúrgicamente, con peligro de su vida, y que trata, por tanto, de recoger en sus quizá últimos contactos con amigos, amantes y parientes, el resultado de una existencia entera.
Gary Cooper, que estás en los cielos
Dirección: Pilar Miró. Guión: Pilar Miró y Antonio Larreta. Fotografía: Carlos Suárez. Música: Antón García Abril. Intérpretes: Mercedes Sampietro, Jon Finch, Carmen Maura, Agustín González, Mary Carrillo, Fernando Delgado. Comedia dramática. Española. Locales de estreno: Proyecciones y Richmond
Para la creación de ese personaje, Pilar Miró se arriesgó con una actriz poco conocida, pero sin la que ahora sería difícil imaginar la película. Mercedes Sampietro ha aportado sensibilidad e inteligencia al retrato de esa mujer solitaria que se refugia en la contemplación amable de su infancia, donde el recuerdo mítico de Gary Cooper era ya la única compañía para el esbozo de lo que luego sería soledad absoluta. Conociendo sus posibilidades de actriz, Pilar Miró ha descansado gran parte de la significación de Gary Cooper, que estás en los cielos, en la capacidad expresiva de Mercedes Sampietro. Y ha acertado. Porque es en la ternura, en la sequedad, en la sonrisa y en la mirada de la actriz donde el espectador encuentra la primera invitación a dejarse llevar por la película, condición indispensable para atravesar ese camino -amargo u optimista, cada uno tendrá su visión personal- que Pilar Miró va mostrando.
Porque se trata, sin duda, de una película apasionada, de una visión personal, pero no por ello intransferible.
Babelia
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