Presuntas irregularidades de un proyecto urbanístico en Santillana del Mar
El Ayuntamiento de Santillana del Mar (Santander) deberá decidir en breve si concede o no licencia de construcción a un proyecto que ya ha recibido el visto bueno de la comisión provincial del Patrimonio en la capital cántabra y cuyo objetivo es la construcción de un edificio para ocho viviendas y locales en la finca denominada Campo de Revolgo, o Robleda de Santillana, que se encuentra dentro del anillo verde del casco urbano.El proyecto, realizado por el arquitecto Luis de la Fuente Salvador para los propietarios del terreno, Francisco Fuentes y Angel Cuevas, fue devuelto por la comisión provincial del Patrimonio para que se introdujeran una serie de modificaciones que, una vez realizadas, han servido para lograr la aprobación. No obstante, las características de la obra, que ocupa alrededor de las dos terceras partes, de la parcela ya mencionada, que tendrá una altura de 8,60 metros y que, dado que se construirá sobre terreno en desnivel ofrecerá al paseante una altura de catorce metros, ha movido a algunos vecinos de Santillana a oponerse al proyecto.
La razón esencial, sin embargo, de los que ven en este proyecto una posible degradación urbanística del entorno de Santillana, que es conjunto histórico-artístico, estriba en tina orden ministerial aparecida en el BOE del 14 de junio de 1965, en la que textualmente se dice que las únicas construcciones que se autorizarán en el cinturón o anillo verde de lugares considerados monumentos serán edificios de viviendas unifamiliares o en pequeños bloques de cuatro viviendas, como máximo, con una superficie edificada inferior al 20% de la total del solar.
Según esta orden ministerial, el proyecto no es válido en cuanto al tamaño de la construcción y en cuanto al de la superficie que ocupa en la parcela en cuestión. Además, al parecer, la fachada que dará directamente sobre el paraje conocido como la Robleda, tendrá 31,50 metros de largo, en total. Al margen de las presuntas infracciones legales, el solar sobre el que se pretende construir, habitualmente utilizado por los vecinos como lugar en el que se juega a los bolos, fue utilizado en tiempos como lugar de justas y torneos, y aún pueden verse algunos de los robles centenarios que dieron nombre al paraje.
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