El canciller alemán contempla con "plena confianza" las relaciones con la Administración Reagan
El canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Schmidt, regresó ayer doblemente satisfecho de Estados Unidos. Ha sido el primer hombre de Estado extranjero recibido por el presidente electo norteamericano, Ronald Reagan, y ha conseguido aclarar a sus interlocutores estadounidenses las intenciones alemanas en materia de defensa. Schmidt considera que el futuro de las relaciones de la RFA con la nueva Administración de EE UU se puede mirar «con plena confianza».
La entrevista celebrada en Washington con el próx imo presidente de Estados Unidos por el canciller alemán es presentada en Bonn como un éxito político de Schmidt. El canciller alemán es el primer dirigente extranjero que ha sido recibido por el próximo presidente norteamericano, a peSar de que éste había declarado, poco antes de la reciente visita a Washington del primer ministro israelí, Menájem Beguin, que no tendría contactos a este nivel hasta su toma de posesión de la presidencia.Poco antes de la medianoche regresó a Bonn Helmut Schmidt -por la tarde lo había hecho ya el ministro de Asuntos Exteriores, Hans Dietrich Genscher-, y sus impresiones sobre el próximo ocupante de la Casa Blanca apenas han trascendido. En Bonn se espera que Schmidt las concrete el lunes, al presentar su declaración de Gobierno ante el Pleno del Parlamento.
El canciller declaró después de su encuentro con Reagan que «alguna que otra cosa ha quedado muy clara», algo que, según Schmidt, «es muy de agradecer». Por lo demás, el jefe del Gobierno de Bonn se ha negado a especificar los temas tratados durante su conversación, de 55 minutos, con el nuevo presidente norteamericano, aunque haya añadido que mira hacia el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y la República Federal con «plena confianza».
Más concreto ha sido Sclimidt al referirse a sus contactos con prominentes, republicanos que participarán activamente en la próxima Administración Reagan. Según el canciller, por parte alemana se ha expresado el criterio de Bonn relativo a la necesidad de regularizar en algunos países de la OTAN, por ejemplo, Estados Unidos, el servicio militar, que en la opinión de los alemanes debería ser obligatorio, como en la RFA.
En cuanto al espinoso tema del presupuesto de Defensa alemán, insuficiente, según los norteamericanos, Schmidt ha dicho que «esta vez no nos hemos callado»: el canciller ha reiterado, al parecer, que la decisión adoptada por la coalición hace dos semanas, en el sentido de mantener este presupuesto por debajo del 3%, no experimentará alteración alguna.
El canciller espera que Reagan aplique un plan de saneamiento económico efectivo, reduzca la inflación en Estados Unidos y contribuya a equilibrar la crisis monetaria internacional.
Según se ha dado a entender de parte alemana, el nuevo presidente habla con absoluta claridad, y nadie debe llamarse a engaño, tampoco los soviéticos, cuando el presidente electo tome una iniciativa a partir del 20 de enero. Por lo demás, el portavoz del Gobierno de Bonn calificó la entrevista Schmidt-Reagan como «muy tranquila», lo que no aclara mucho de su contenido.
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