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El Papa mantuvo ayer un encuentro con los obispos de las dos Alemanias

Juan Arias

El Papa llega hoy por la mañana a Munich, última etapa de su viaje a la República Federal de Alemania (RFA), el país de la reforma a protestante. Aquí, en el corazón de Baviera, Juan Pablo II va recibir, seguramente, el mayor triunfo de su peregrinación, ya que esta región es tierra de mayoría católica. Es el feudo del democristiano conservador Franz Josef Strauss, y la ciudad que hace 198 años recibió apoteósicamente al primer papa que visitó Alemania, Pío V. En su anterior etapa, Fulda, Juan Pablo II tuvo un encuentro con los obispos de las dos Alemanias.

El papa Wojtyla celebrará, a su llegada a Munich, una misa en el gran campo de Theresienwiese, célebre por la Oktoberfest (fiesta de la cerveza), que este año fue inaugurada con la trágica explosión de una bomba que provocó trece muertos y más de doscientos heridos. El atentado ha sido atribuido a grupos neonazis.Antes de llegar a Munich, el Papa estuvo en Fuida, cuna de san Bonifacio, patrón de Alemania. En todo su viaje, nunca había estado Juan Pablo II más cerca de la «cifra Alemania», ya que Fulda es una de las cinco diócesis alemanas divididas por el telón de acero. La misma diócesis de San Bonifacio posee hoy más de la mitad de su territorio en zona comunista.

En Fulda, el Papa tuvo su encuentro con el episcopado de Alemania Occidental y parte de la República Democrática. El Papa, con los obispos, pasó buena parte de la tarde y de la noche en un diálogo a puerta cerrada. Al parecer, trataron todos los problemas más graves de la Iglesia alemana, y también de la actual situación de Polonia.

Frase sobre Polonia

En el aire estaba aún una frase del papa Wojtyla, en su discurso a los polacos, en Maguncia, que aún nadie ha sabido o querido interpretar auténticamente. Dijo textualmente: «Sabemos que la cercanía geográfica, el ser vecinos, debe y puede ser una bendición, como todo lo que es humano, pero que también puede ser una maldición». El Papa había hablado inmediatamente antes de la dificultad con la que fueron creadas históricamente las naciones de Europa.De este encuentro se ha conocido sólo el discurso del Papa. Una especie de exhortación en once tesis que a algunos observadores les hicieron recordar las famosas 96 tesis de Lutero. La número seis lleva como título Empeñaos con todas vuestras fuerzas para que los criterios indefectibles y las normas cristianas se radiquen en todos los creyentes.

Antes de llegar a Munich, el Papa estuvo rezando en el pequeño santuario mariano de Gnadenkappelle, en la ciudad bávara de Altoetting. Un diario tituló: De Lutero, a la Virgen, y afirmaba, con un cierto humor, que el papa Wojtyla, después de haber citado a Lutero casi rehabilitándole le había ido «a pedir perdón a la Virgen».

Hay quien asegura que sólo después de esta visita a un santuario mariano, ya que el Papa había hablado muy poco de la Madonna por respeto a los protestantes, han aparecido en el cielo de Munich los primeros rayos de luz de un viaje «pasado por agua».

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