Suárez: "Incurriríamos en graves responsabilidades si enterráramos el Acta de Helsinki"
En su discurso de apertura oficial de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, el presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, insistió, sobre todo, en la necesidad de salvar la continuidad del «espíritu de Helsinki», por cuyo fracaso «nos pedirían cuenta las generaciones futuras».Reproducimos a continuación los párrafos más significativos de la intervención del jefe del Ejecutivo español:
«Esta reunión tiene ya un alto valor político por el mero hecho de producirse, como indicio de esta volutitad de diálogo necesaria para aspirar a rebajar el nivel de confrontación y, en definitiva, para la preservación de la paz. El éxito razonable de nuestra conferencia está precisamente en su continuidad. Prescindir de ella sería incurrir en grave responsabilidad. Contamos con una excelente base de partida, encarnada en el texto del Acta Final».
«Quiero expresar mi confianza en que el grupo de trabajo constituido desplegará el espíritu de compromiso necesario para remontar las dificultades surgidas en el curso de la reunión preparatoria».
«En anteriores ocasiones, la conferencia se ha reunido en un ambiente menos cargado de tensión en la escena internacional, y ello contribuyó, sin duda, a su desenlace. Sin embargo, pienso que es ahora, en los momentos de crisis, cuando hay que tener una conciencia más aguda de la necesidad del diálogo, de la negociación, del acuerdo».
«No pueden esperarse de la conferencia efectos taumatúrgicos. No sería realista, en efecto, pensar que la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa es un sistema autonómico, aislado del resto del mundo y funcionando de acuerdo con leyes propias. Sus resultados dependen inevitablemente del espíritu, de la voluntad política, del grado de confianza mutua con que los negociadores llegan a la mesa de negociaciones. Y ese espíritu, esa voluntad política y esa confianza vienen dictados por el estado en que se halla el entramado de relaciones bilaterales y multilaterales que ligan a los 35 países signatarios del Acta de Helsinki».
Diálogo de sordos
«En ocasiones parece que nos hallamos en un diálogo de sordos; todos invocamos la distensión, pero esta palabra encierra significaciones diversas, según quién la pronuncie. Parece existir a veces el recíproco temor de que bajo el concepto de distensión que otro tiene se ocultan excepciones, reservas mentales e interpretaciones que pueden permitirle alcanzar ventajas unilaterales y mermar la seguridad propia. No puede haber distensión sin seguridad».«Si el proceso iniciado en Helsinki ha de sobrevivir y robustecerie, es necesario, partiendo de las diversas concepciones en los regímenes políticos, económicos y sociales, y de las diferencias ideológicas que nos caracterizan, llegar a un nuevo concepto de distensión aceptable para todos».
«Este nuevo concepto de distensión, que no es un fin en sí mismo, sino un medio necesario para la construcción de la paz, debe permitirnos superar los síntomas de agotamiento que actualmente presenta el proceso, y que amenazan con retrotraernos a la etapa de la guerra fría. El nuevo concepto debe incluir la renuncia a la obtención de ventajas unilaterales, para que nadie pueda sentirse amenazado en su seguridad, y la evitación de situaciones capaces de poner en peligro las relaciones entre los Estados signatarios».
«España cree que el contacto entre las grandes potencias, en el esfuerzo en pro de la distensión, representa una garantía, aunque incompleta, de que el desarme deje de ser un objetivo todavía lejano. Entiendo que la seguridad, especialmente en problemas regionales, no puede ser, sin embargo, tema exclusivo de las grandes potencias».
«El concepto de la distensión es, por otra parte, según la única forma en que puede ser aceptable, una realidad compleja. Junto a los aspectos esenciales de laseguridad, no puede hablarse de distensión sin un comportamiento que salvaguarde los derechos humanos, que deben ser respetados universalmente, porque no puede existir una distensión auténtica si no se garantizan los derechos y libertades de la persona, fundamento y objetivo último de la paz».
Terrorismo
«Quiero referirme a la preocupación por el tema del terrorismo ( ... ). España cree que la respuesta adecuada a esta situación es una estrategia globalizada en que, junto a las medidas de todo orden que adopten las partes interesadas, se realice también una indispensable acción conjunta de carácter diplomático e internacional, sin la cual los esfuerzos de los Estados afectados tendrían menos posibilidades de éxito».«Mi país entiende que debería profundizarse en esta materia el Acta de Helsinki, pasando del compromiso en ella contemplado de abstenerse de prestar asistencia directa o indirecta a las actividades terroristas a la colaboración de todos los Estados signatarios para la erradicación del terrorismo».
«Ciertamente la historia nos enseña que el hombre no aprende de ella, pero incurriríamos en graves responsabilidades históricas si enterráramos el Acta de Helsinki, responsabilidad de la que nos pedirían cuenta las generaciones futuras».
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