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La URSS, blanco de las intervenciones en la primera jornada de la CSCE

La invasión de Afganistán por la Unión Soviética fue duramente protestada ayer por los representantes de Bélgica, Holanda, Canadá e Irlanda, en el curso de la primera sesión formal de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), de Madrid. La reunión fue inaugurada por el presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, quien, después de animar a los países participantes a concluir un acuerdo final sobre el orden del día -de la conferencia -que aún está por redactar-, subrayó la necesidad de que se defina en Madrid el concepto global de la distensión y de que los 35 países participantes se preocupen de la seguridad en el Mediterráneo y del problema del terrorismo internacional.

La invasión de Afganistán por tropas de la URSS ha ocupado, desde el comienzo oficial de la CSCE, un lugar de privilegio en el contexto de los discursos que los países occidentales, y en especial los de la OTAN, pronunciaron ayer en Madrid, confirmando la idea de que este tema y los relativos a las violaciones de los derechos humanos en los países del Este serán la constante en las intervenciones y debates de los próximos días.En la tarde de ayer fueron Bélgica, Holanda y Canadá los tres primeros países en intervenir ante la sesión plenaria de la conferencia, de acuerdo con el limitado pacto de procedimiento establecido en la noche del pasado martes y que, a la espera de un compromiso final sobre el orden del día de la conferencia, permanacerá vigente. Estos tres países atlánticos tuvieron intervenciones muy similares -lo que permite aventurar la idea de una concertación aliada de cara a los discursos generales- y con objetivos parecidos.

En ellos se atacó duramente la invasión de Afganistán, situándola como una violación del espiritu y de la letra de los Acuerdos de Helsinki. Asimismo, los representantes de estos tres países recordaron la «continua violación de los derechos humanos» en los países del Este europeo.

Aquí hubo menciones concretas al problema de los disidentes políticos, a las dificultades de comunicación enire personas recientemente impuestas (alusión esta a la República Democrática Alemana) y a los problemas que sufren los periodistas occidentales, recordando quizá la reciente expulsión de Polonia de varios informadores.

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Las primeras intervenciones en la CSCE destacan el concepto indivisible de la distensión

Viene de primera página

Los países aliados utilizaron un tono claro, concreto, pero no violento ni excesivamente agresivo en sus intervenciones sobre Afganistán. Todos ellos afirmaron que sus palabras tienen un objetivo «constructivo», y aunque subrayaron la idea de que si la distensión no tiene garantías de continuidad, será difícil de que en Madrid progresen nuevas propuestas, declararon su intención de trabajar por el restablecimiento de la confianza entre el Este y el Oeste.

En el curso de estas intervenciones, el ministro belga de Asuntos Exteriores confirmó al principio y al final de su alocución el deseo de su país -sede de la OTAN y de la CEE- de convertirse en el. anfitrión de la tercera fase de seguimiento de la CSCE, después de la reunión de Madrid. El titular de la diplomacia belga declaró también el apoyo de su país a la próxima celebración de una conferencia multilateral sobre el desarme, de acuerdo con la propuesta que el Gobierno de Francia ha presentado. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, Brian Lenihan, pronunció un discurso que, aunque no se alejaba de las declaraciones de los países de la OTAN, tampoco incluía la dureza de las alusiones precedentes sobre Afganistán y los derechos humanos. Más conciliador, Leenihan habló de la necesidad de hacer progresar una distensión indivisible -concepto este último reiterado por todos los oradores precedentes- y se refirió a Afganistán diciendo que las relaciones Este-Oeste no resistirían otra intervención militar de este alcance.

El discurso de Suárez

El presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, fue el responsable de la inauguración de la sesión, con un discurso bastante apagado en lo que a los debates centrales de la CSCE se refiere, y más bien de circunstancias, dada la conflictiva situación en que se abría la conferencia y el carácter de anfitrión que asume España. No obstante, el presidente insistió en sus palabras en la necesidad de redefinir el término distensión y de encontrar un compromiso sobre él en los debates de Madrid.

Sobre este tema, el presidente Suárez dijo en su discurso -en cuya redacción participó el embajador de España en Bruselas, Nuño Aguirre de Cárcer- que no puede haber distensión sin seguridad, que en la distensión se debe incluir el compromiso de todos los países de no intentar conseguir ventajas unilaterales, que se debe negociar la limitación de armamentos y que las cuestiones de seguridad no deben dejarse a la exclusiva responsabilidad de las superpotencias.

Asimismo, el presidente afirmó que no hay distensión sin salvaguardia de los derechos humanos y sin la defensa de las libertades de la persona. La alocución de Suárez concluyó con una alusión al problema del terrorismo, del que dijo estar apoyado por grupos internacionales. Con anterioridad, el jefe del Gobierno español se refirió a un mensaje del rey Juan Carlos en favor del buen caminar de la conferencia y el especial interés de España por la seguridad en el área mediterránea y por extender los lazos de amistad europeos a los países latinoamericanos. Por último, hay que señalar que antes de abandonar el Palacio de Congresos el jefe del Gobierno español reconoció ante un grupo de informadores que la conferencia había nacido muy enferma, y reafirmó que su Gabinete «no tiene un calendario para el ingreso de España en la OTAN».

Las palabras del presidente Suárez fueron muy bien acogidas por los países occidentales y neutrales. La delegación de Estados Unidos se felicitó del discurso. Por su parte, los dirigentes de la Unión Soviética que participan en la conferencia se limitaron a declarar que han escuchado con atención las palabras de Suárez y que estudiarán su contenido.

La URSS y los países del Este no quisieron tampoco comentar ayer noche las alusiones de los países de la OTAN a la crisis afgana y a los derechos humanos y se espera que lo hagan durante sus intervenciones. Para hoy están previstos discursos de Suiza, Noruega, Suecia, Gran Bretaña, Luxemburgo, Vaticano, Malta, Alemania Federal y Alemania Oriental.

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