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Leopold Senghor: "La negritud es el conjunto de valores de la raza negra"

El presidente de Senegal, Leopold Sedar Senghor, encabeza una de las 42 delegaciones presentes en la Internacional Socialista que, desde mañana, jueves, hasta el domingo se reunirá en un céntrico hotel madrileño. Senghor, poeta y escritor, además de estadista, desarrolla en esta entrevista su tesis sobre la Negritud, habla de la cooperación euro-árabe-africana y acusa al Polisario de matar negros en Mauritania.«Sí, claro que conozco las islas Canarias, y sus habitantes son españoles. Españoles lo mismo que los habitantes de Andalucía o de Castilla. Reconocer esto es elemental, hay que hablar claro. Por eso, para el Gobierno senegalés los deseos de autonomía de los canarios sólo tienen el camino democrático de la Constitución española y dentro de la unidad de España».

Mueve lentamente sus manos negras y rosas mientras habla con pausa, con precisión de catedrático, con los ojos fijos, negrísimos, inteligentes. La luz clara de la mañana africana entra matizada en el despacho de su palacio de Dakar. Esculturas, tapices, cuadros, se esparcen en torno a este hombre excepcional.

«Tiene razón Marruecos. Tal vez no toda la razón. Fíjese que voy a cumplir cincuenta años en el partido socialista. Y mi juicio es desapasionado. No, claro, no se puede dar la independencia a los mini-Estados. Eso es un sarcasmo. Lo hablé muchas veces con Pompidou. ¿No le dije nunca que fue mi compañero de estudios? Pues sí, trabajamos codo a codo. Era penetrante... Naturalmente, lo del Sahara no es razonable. Las reivindicaciones marroquíes están plenamente fundadas. Propuse a Marruecos, a Mauritania y a Argelia que se hiciera una consulta sobre el territorio administrado por los dos primeros países, bajo la triple supervisión de la ONU, la OUA y la Liga Arabe».

Me mira como una espada, como aquella lejana y primera vez en Brasil, hace quince años, y se irrita un poco, casi como un relámpago.

«Mauritania aceptó. Marruecos rechazó que se consultara la independencia, y Argelia dijo no a la supervisión de la Liga Arabe. Ahora, ya ve usted, un conflicto estéril que a todos hace daño. El Polisario, además, es implacable con los negros. He denunciado en todos los foros internacionales la matanza de negros realizada por el Polisarlo en la guerra mauritana».

Se detiene. Aprieta sus manos. Parece quince años más joven, con su aire de profesor universitario y su delgado cuerpo perdido en el s;llón sin brazos.

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« La ceguera es general. La lucha entre el Este y el Oeste, tras el pasaje de Indochina, se ha trasladado a Africa. El Este está mejor organizado. Es. sabe usted, cómo le diría, más ofensivo. Todos los soldados del Oeste aquí no llegan a los 30.000. El Este, con los cubanos, pasa de los 70.000».

No ha querido el presidente Senghor cuestionarios ni respuestas escritas. F.abla totalmente relajado, fluidamente, sinceramente.

«No hay penetración francesa en Guinea Ecuatorial. Hay presencia. Y eso es natural. A los guineanos les conviene mantener una relación ventajoa, no sólo con los españoles. Lo mismo hacemos nosotros, los senegaleses, con relación a Francia».

Habla de don Juan Carlos

«¡Ahl, vuestro Rey. Siento gran admiración por él. Encarna hoy la democracia. Le vi en España rodeado por los secretarios generales de los partidos socialista y comunista, charlando familiarmente con ellos. ¡Caramba!, tienen ustedes suerte con don Juan Carlos. Lo que necesitan ahora es ingresar en la Comunidad Económica Europea. Y, claro, a ver si arreglan el problema de las autonomías. Eso será muy difícil. Pero de ahí depende el futuiro».

La negritud como filosofía

«La negritud, ese tema que a usted tanto le interesa -y ¿por qué no escribe más sobre él?-, la negritud, es sencillamente el conjunto de valores del mundo negro. La negritud es una filosefía. Superó sus planteamientos literarios iniciales para convertirse en una forma de cultura, en la aatentificación, en la identificación de la cultura negra. La raza prieta está ya consciente de esó. al menos en Africa. Y también en América. Es notable, muy notable, la contribución negra a las culturas hispánicas en América, en las Antillas, en Venezuela, Brasil, República Dominicana... Y su Guillén, extraordinario Nicolás Guillén. Es un gran poeta de la negritud que se expresa en español».Y de pronto, otra vez el relámpago deslumbrante.

«La negritud se esfuerza ahora por proyectarse a fondo sobre la cultura mediterránea, en la que siempre estuvo presente. Créame usted, crealó: la civilización griega es el milagro del mestizaje. En el Olimpo griego había una docena de dioses negros. Cuando expuse esta teoría, hace unos años, en la Academia helena fue una revelación y los académicos me felicitaron».

Hace poco publicó Senghor un ensayo penetrante: Negritud y arabidad. Es una lección de filosofia de la historia. Ahora se interesa vivamente por la presencia negra en las culturas mediterráneas.

Renacimiento de la espiritualidad

«El mundo en general, y el africano en particular, está reaccionando contra el materialismo, tanto contra el materialismo del Este como contra el materialismo del Oeste. Se está produciendo un renacimiento de la religión islámica, de la religión cristiana».En el coloquio sobre cultura mediterránea que presidió a mediados de septiembre desarrolló de nuevo su tesis sobre la cooperación euro-árabe-africana.

«El Partido del Trabajo de Senegal ha demostrado que hasta el paleolítico superior Africa ha estado en la vanguardia de la cultura mundial. Los almorávides eran un mestizaje de negros y árabes que partieron de estos territorios para aportar un sentido nuevo a la Península Ibérica. España y Portugal deben jugar ahora un importante papel en el entendimiento entre los países negros, los árabes y los europeos».

Cuando le estrecho la manó, a la puerta del palacio, triunfa el sol radiante en la mañana africana. El creador de la negritud, el hombre que ha devuelto el orgullo a toda una raza, se queda ahí, menudo y grande, con los ojos de ébano negro tras las gafas y un vago gesto impreciso. La mujer senegalesa, con el signo de selva enredado a la cintura, cruza la calle frente al palacio del poeta serere.

Luis Marla Ansón es presidente de la agencia Efe.

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