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Elecciones EE UU 80

Las democracias latinoamericanas apoyaron sin entusiasmo a Carter

«Más vale malo conocido que malo por conocer». Un humorista mexicano describía así la discreta preferencia, carente de todo entusiasmo, que mostraban por Carter las democracias americanas de habla española. En el otro extremo, las dictaduras militares hacían votos por el éxito de Reagan, que prometió apoyo y comprensión a cuantos se opongan al comunismo. Aunque no sean demasiado escrupulosos en el respeto a los derechos humanos.Fuera cual fuera su posición ante la carrera hacia la Casa Blanca, toda América Latina, desde Río Grande al estrecho de Magallanes, siguió ayer el proceso electoral estadounidense con el interés de quien se juega buena parte de su inmediato futuro.

A lo largo de la campaña electoral, el candidato republicano fue explícito sobre lo que desea para sus vecinos del Sur. Su principal asesor en estos temas se expresaba así hace quince días: «Nos gustaría una América Latina capitalista, anticomunisla, en constante desarrollo y orientada hacía Estados Unidos, Europa occidental y Japón».

El propio Reagan declaraba la pasada semana a la cadena hispana de televisión ele Estados Unidos: «En todas partes hay quienes no piensan como losotros en materia de derechos humanos, pero si se acercan a nuestros puntos de vista hay que ayudarlos, en lugar de irnos a enseñar el camino a los castrocomunistas, porque entonces sí que desaparecen por completo las libertades. Entre un país amigo y Cuba debemos mantener la amistad con el primero como el menor de los males».

La campaña de Carter no ha satisfecho ni a unos ni a otros. A los dictadores, porque les ha dicho abiertamente que su política exterior estará orientada a convertirlos a la democracia. A los Gobiernos salidos de las urnas, porque no han visto traducido en dólares el apoyo verbal de la actual Administración. En cualquier caso, parece evidente que un nuevo período presidencial de Carter podía contribuir a una lenta apertura de las dictaduras del Cono Sur, mientras que un eventual triunfo de Reagan daría más fuerza a los halcones de estos países, deseosos de perpetuar los regímenes de fuerza.

Evitar una nueva Nicaragua

Donde es probable que la política de uno y otro difiera muy poco es en Centroamérica, la zona más inestable del continente. Aunque Carter se ha mostrado contrario auna intervención en El Salvador o Guatemala, en tanto que Reagan no lo ha descartado totalmente, es muy probable que ninguno de los dos pueda cumplir sus palabras.Sea cual fuere el ganador de las elecciones, los guerrilleros salvadoreños tienen el convencimiento de que, después de hoy, Estados Unidos va a intervenir mucho más directamente en el conflicto para evitar una nueva Nicaragua. Precisamente por eso iniciaron hace algunas semanas la ofensiva del Norte, que tiene ya caracteres de guerra civil y que les ha permitido controlar una parte del territorio nacional. Lo que está fuera de toda duda es que ni Carter ni Reagan están dispuestos a que en El Salvador se instale un nuevo Gobierno revolucionario.

Sus respectivas posiciones ante Cuba y la exportación de su sistema político difieren muy poco. Ambos han hecho fervientes promesas de que cerrarán el paso al expansionismo castrista, pero nadie duda de que Reagan sería en esto mucho más radical.

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