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Vidal Beneyto: "Lo efímero es el signo de los años setenta"

El sociólogo español José Vidal Beneyto, profesor de la Universidad de Madrid y de la Ecole Practique des Hautes Etudes (Escuela Práctica de Altos Estudios) de París, abrió en la Universidad de Murcia un ciclo sobre La década de los setenta. En la primera conferencia, el citado sociólogo señaló, entre otras cosas, que la aparición de los medios de comunicación masivos han dado, en la década de los setenta, un viraje total al concepto del tiempo, que ahora se ve desde «la perspectiva de lo efímero».

Según Vidal Beneyto, «la década de los setenta tiene unos rasgos específicos que la singularizan», pero es «después de la segunda guerra mundial, y a partir de la primera mitad de los años cincuenta, cuando comienza un proceso especial del mundo, en el que estamos inmersos, del que la crisis económica no es más que un incidente, y con el que entraremos en el siglo XXI».

Desde tres perspectivas distintas, la política, la social y la económica, este proceso tiene unos rasgos definitorios que son los que el profesor Vidal Beneyto denomina «los signos del tiempo». En lo político, lo más importante es el llamado impasse démocratique o los límites de la democracia. «Así como la democracia funciona cada vez mejor como instrumento de protección y de garantía de los derechos de la persona y de los grupos, funciona cada vez peor como instrumento efectivo de la participación popular».

Esta situación está en función de aspectos distintos: el inmovilismo político, «que se traduce en todos los países en que no hay alternativa posible a los poderes en ejercicio»; la crisis de los partidos, que tiene como consecuencia la desmovilización popular; la quiebra de los mitos de la izquierda y la aparición de nuevas ideologías en la derecha, y, finalmente, la relación entre los partidos políticos y los movimientos sociales.

Disolución del espacio

Desde el punto de vista social se aprecia «una disolución del espacio como consecuencia de la planetarización de la movilidad vertical y horizontal» con expresiones como el viaje, las vacaciones y la segunda residencia, y también una disolución del tiempo, que se vive bajo la perspectiva de lo efímero.Todo esto da lugar a unos rasgos fundamentales, que son el imperialismo del yo, que tiene como consecuencia el que la ideología de la intimidad sea la ideología dominante hoy, «la absorción de uno mismo en su yo como sustituto del cambio social y de la afirmación colectiva», los usos sociales del cuerpo o «el cuerpo como instrumento privilegiado del triunfo social», y, finalmente, lo que Vidal Beneyto denomina «la massmediación de la sociedad», ya que la propia sociedad «tiene como mediación imprescindible de sí misma la imagen que lanzan los medios de comunicación colectiva.

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