Presentación de la última obra de Mazursky en el festival de cine de Sevilla
El director norteamericano Paul Mazursky presentó ayer su última película, Willie y Phil, en el I Festival Internacional de Cine de Sevilla, donde se ha programado casi toda su filmografía, homenaje especial del que ha participado la exhibición de películas de Otto Preminger anteriores a El factor humano y el estreno de Vuelve, Eugenio, del italiano Luigi Comencini. El festival termina hoy con apretado fin de semana, que cuenta con la presencia de Tony Bill, director de Mi guardaespaldas, y los intérpretes de otras películas: Silvia Kristel, Analía Gadé y José Sacristán.Paul Mazursky, actor, guionista, productor y director, tiene una galería de personajes cercanos a la sensibilidad actual, entre la perspectiva intelectual y la visión cotidiana, que ha interesado a los espectadores de sus películas Bob, Carol, Ted y Alice (1969), El fabuloso mundo de Alex (1970), Blume in love (1973), Harry y Tonto (1974), Próxima parada: Greenwich Village (1915) y Una mujer descasada (1978). Todas ellas exhibidas en el festival, excepto Blume in love. En su nueva película, Willie y Phil, recoge la historia de tres personajes jóvenes, dos chicos y una chica; sus relaciones y vida en común.
«Las aventuras de estos personajes», declaró Paul Mazursky, «suceden como en un cuento de hadas, sin que ofrezcan ningún mensaje especial. La gente que aparece es muy real, pero la realidad en Estados Unidos se ha convertido en una fantasía, un lugar donde todo es posible. En los años sesenta hay una sociedad no convencional. En la década siguiente, la que recoge la película, hay mucha libertad, pero también mucha confusión. En la actualidad, muchos antiguos revolucionarios son absorbidos y se convierten en clase media cuando llegan a los treinta años. Así es la vida, aunque yo me considero un revolucionario de cincuenta años».
«En la película he evitado cargar sobre cuestiones políticas, que son importantes, pero prefiero explorar las relaciones entre la gente, porque creo que en esa época no estaban conectados a la política e interesaba más la realización personal y la búsqueda de la felicidad».
Aparte de su personal homenaje al Truffaut de Jules et Jim y, en general, al cine de autor europeo, y sus propias raíces familiares, con abuelos polacos y rusos, el neoyorquino Mazursky, que vive entre Nueva York y California, señala su admiración por la cultura europea, aunque sus películas son «muy amerícanas». «Si haces una película sobre americanos, los europeos creen que muchas cosas son reales, cuando muchas de ellas no lo son. Es un poco el sueño americano. América es un pais muy extraño, porque es un país muy fuerte, poderoso y, al mismo tiempo, ingenuo e infantil. Para mí, Europa es romántica, y para los europeos, el romanticismo está en América».
Babelia
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