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Terminada la primera fase de restauración del Museo de Bellas Artes de Sevilla

Deseos de convertirlo en un centro cultural vivo

El próximo día 12 de octubre se inaugurarán oficialmente las obras de restauración y mejora iniciadas hace un año en el Museo Provincial de Bellas Artes de Sevilla, la segunda pinacoteca nacional, bajo el patrocinio de la Dirección General del Patrimonio Histórico-Artístico. El coste total de las obras asciende a 65 millones de pesetas, estando previsto un nuevo gasto de veinticinco millones para su terminación definitiva en 1981. Es probable, aunque no se ha confirmado todavía, que el rey Juan Carlos asista a este acto.

Según explicó a EL PAIS el actual director del museo, Enrique Pareja, durante este año de trabajo se han arreglado las cimentaciones o, en su caso, se han hecho nuevas («en algún ala ha habido que colgar materialmente el edificio»), se han pavimentado los patios y se han revestido los paramentos en un 90%. El grave problema de las cubiertas, con maderas podridas y tejas rotas, se ha resuelto por el infalible procedimiento de hacerlas enteramente nuevas y usando hierro y hormigón.Mediante la habilitación de un crédito especial, el museo será, después de veinte años, pintado en su totalidad y, ya el año próximo, se procederá al arreglo de las cubiertas de la iglesia y de las ocho salas que ahora no podrán abrirse al público y que contendrán toda la pintura y escultura de la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del XX, con nombres tan significativos como Villegas, Bilbao, Zuloaga, Benlliure, Bacarisas y Grosso. Entonces se editará también el catálogo-guía.

Desde luego, esta ha sido la obra de más envergadura que se ha hecho en el Museo de Bellas Artes -a la iglesia se le han devuelto elementos arquitectónicos de los siglos XVII y XVIII que habían sido eliminados en reformas anteriores-, que hace un año se encontraba en una situación lamentable, con humedad por todas partes y cuadros amontonados en salas sin condiciones. Los arreglos incluyen también la restauración de numerosos cuadros y la remodelación de las doce salas, que estarán terminadas, por el momento, desde la una, con obras de Lorenzo Mercadante y esculturas del gótico final, hasta la doce, con asp ectos del paisaje, retrato y la pintura costumbrista del siglo XIX.

El actual Museo de Bellas Artes de Sevilla está ubicado en el antiguo convento de la orden de la Merced Calzada, construido en la primera mitad del siglo XVII en estilo tardomanierista bajo la dirección de Juan de Oviedo, aunque el edificio que hoy puede contemplarse en la sevillana plaza del Museo tiene huellas de las reformas acometidas por Figueroa y secuelas de la invasión francesa. Fue con la desamortización de Mendizábal cuando se produjo la exclaustración y la conversión del convento en un primer museo de pintura de Sevilla, engrosándose sus colecciones a partir de una segunda exclaustración (1868) y en los años veinte de este siglo, sin que hayan faltado hasta nuestros días donaciones espléndidas tanto en cantidad como en calidad. Hoy el museo dispone, entre obras propias y depósitos, de casi 5.000 piezas.

Tradicionalmente, el Museo de Bellas Artes se viene considerando ejemplar para los estudiosos de la escuela barroca sevillana (Murillo, Zurbarán, Valdés Leal), «pero hay en él otras muchas piezas de indudable categoría artística a las que no se presta la debida atención», como dice Enrique Pareja. Junto a estos nombres hay que colocar los de Martínez Montañés, Juan de Mesa, Berruguete, Alejo Fernández, Velázquez, El Greco, Alonso Cano, Pedro Ribera, Lucas Valdés, Goya y un larguísimo etcétera revelador de un valor incalculable. Contiene piezas de la pintura y escultura españolas y europeas desde el siglo XII al XX sin interrupción.

Además de la terminación de las obras, la labor de Pareja se centra en convertir el museo en un centro vivo de cultura en el que sean posibles ciclos de conferencias, exposiciones y conciertos.

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