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El idioma y la crisis económica centraron los debates del Parlamento catalán

Ayer tuvo efecto en el Parlamento catalán la primera parte del debate de política general, iniciado anteayer con la intervención del presidente de la Generalidad. Los debates se habían iniciado a las diez y media de la mañana y concluyeron sobre las nueve de la noche, antes de comenzar la intervención socialista. Estaba previsto que la respuesta a esta última intervención tuviese efecto el próximo martes, en que se reanudarían los debates.Este primer debate político del Parlamento catalán tuvo, en general, escaso interés. Una de las notas dominantes fue la disparidad de centros de atención en función de las diferentes opciones políticas de los parlamentarios. Destacaron la problemática lingüística, la crisis económica y la ordenación del territorio.

En orden inverso al número de escaños intervinieron todos los grupos de la oposición. Lo hizo en primer lugar el diputado no inscrito -elegido en la lista comunista- Josep Benet, le refirió ampliamente a la red catalana de televisión. Respecto a la escasa presencia de la lengua catalana en dicho ámbito, Benet dijo: «La lengua (catalana) sin televisión es una lengua condenada a morir». Apuntó hacia una posible convivencia entre los responsables de la televisión en Cataluña bajo el franquismo y la actual Generalidad, tema que debía también abordar después el representante del grupo comunista.

Benet criticó también el hecho de que la Generalidad hubiese emitido una nota informativa elogiando la intervención de Miguel Roca en el Parlamento español, con motivo de la reciente moción de confianza. En su réplica, Jordi Pujol admitió esta crítica concreta y aceptó su responsabilidad.

El consejero de Cultura y Medios de Comunicación, Max Cahner, también replicó a Benet. Informó de la aceleración del proceso de recuperación de la toponimia catalana con un nuevo procedimiento administrativo, sustituyendo la actual iniciativa municipal. La intervención del grupo andalucista fue breve y de carácter muy genérico. Destacó los derechos de los inmigrantes en términos ya conocidos, que no suscitaron debate.

El representante de Esquerra Republicana formuló críticas de matiz a la intervención de Pujol. Destacó su manifiesta simpatía en favor de la posibilidad de crear televisiones privadas. El representante de los centristas catalanes, Antón Cañellas, señaló de entrada los aspectos positivos de la intervención del presidente Jordi Pujol. Sus críticas fueron muy leves y de mero matiz.

El dirigente comunista Antonio Gutiérrez dio un tono más duro al debate, al tiempo que abusaba de los efectos teatrales y de los lapsus verbales, que quizá no eran tales. Criticó los planes de la Consejería de Trabajo, se pronunció en favor de la defensa de la unidad de la lengua catalana (con relación a la problemática creada en el País Valenciano) y manifestó su oposición a la cesión de aguas del Ebro entre la comunidad de regantes de la margen izquierda y las ciudades de Reus y Tarragona.

La intervención comunista fue replicada ampliamente por el consejero de Trabajo, Joan Rigol, quien defendió el plan de la Generalidad tendente a crear un fondo de ocupación de Cataluña. Replicó también el consejero de Obras Públicas y Urbanismo, Josep M. Cullell, con una de las mejores intervenciones de todo el debate. Rebatió los datos expuestos por Antonio Gutiérrez en un tono de severidad y dureza.

Defendió la política de traspasos seguida con relación a su consejería, hizo una fina alusión crítica a Tarradellas, defendió la cesión de aguas prevista con relación a las del Ebro y manifestó su voluntad de someter al Parlamento catalán las grandes opciones de política urbanística y de ordenación del territorio.

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